15è. aniversari (1999 - 2014)
 
 

Documentació

Obra poética completa

Article publicat a “El Mundo” l’11/04/02 per Francisco Díaz de Castro

Decía J. E. Pacheco que el verdadero Aub está en todos y cada uno de los campos que frecuentó su imaginación. La publicación de su poesía viene a mostrar hasta qué punto es cierto y permite apreciar desde la faceta lírica el hacerse de uno de los autores mayores de la generación perdida de la República.

Escritos a los 19 años, Los poemas cotidianos (publicados en 1925) se vinculan a un cierto simbolismo francés (Jammes, Laforgue) y a la tradición posmodernista hispánica con poemas sentimentales, cercanos a los de González Blanco o Díez-Canedo, quien, por cierto, prologaba esta entrega juvenil destacando ya al “hombre múltiple” cuya perpetua mudanza sabe convertir en poesía, más allá de sus versos “inseguros”.

A partir de su segunda incursión en la poesía logra Max Aub sus poemas más valiosos. Primero, los que componen el estremecedor Diario de Djelfa (1944 y 1970), crónica de su estancia en el campo argelino de concentración en el que permaneció entre 1941 y 1942, tras un interminable periplo por distintas cárceles francesas desde 1939. “No puedo callar lo que vi para escribir lo que imagino”, escribía en sus Diarios y, en efecto, una tensa voluntad de testimonio colectivo y la expresión emocionante de la angustia y la nostalgia vividas día a día concentran la escritura de estos poemas de riquísima especulación verbal, de amplia variedad estrófica y de aguda sensibilidad ante la naturaleza norteafricana, únicas armas, las del arte, para resistir el hambre, la desesperación y el horror: “les debo quizá la vida porque al parirlas cobraba fuerza para resistir el día siguiente”. Lástima que no se incluyan las seis fotografías que publicó X. Candel en su edición del Diario en 1998.

La Antología traducida (1963, 1972) es el producto lírico más logrado y más vivo de este Aub que hace del juego de identidades un instrumento de conocimiento. Desde un “anónimo” egipcio de la XVIII dinastía hasta un poeta californiano muerto en 1964, incluyendo a un fantasmagórico Max Aub, las máscaras del autor abundan, en su polifonía, sobre su propio tratamiento del amor y la muerte, de la soledad y la angustia del tiempo. Quizá sea el modelo machadiano del cancionero apócrifo (incluidas las imprescindibles viñetas “biográficas”) el principal de sus precedentes poéticos en estas eficaces imposturas, que se extienden a la breve entrega posterior, Versiones y subversiones (1971), y al libro póstumo Imposible Sinaí (1982), así como a abundantes poemas sueltos.

Imposible Sinaí reúne en torno a la guerra árabe-israelí de los 6 días (1967) unos poemas que, desde la denuncia de las guerras, pretenden comprender lo sucedido. Como sugiere López Casanova en su excelente introducción, este conjunto sintetiza dramáticamente, en las voces de las víctimas, las claves que dieron sentido a Diario de Djelfa y Antología traducida. Gracias a este volumen I de las Obras completas dirigidas por Joan Oleza, la faceta más desconocida de Aub cobra vida y actualidad, y muestra en qué medida eran modesta ironía sus cervantinas excusas por no ser buen poeta.

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