Documentació
El centenario de Max Aub limpia de clichés al escritor que supo hacer del exilio un paradigma
Max Aub (París, 1903-México 1972) cuenta en La gallina ciega el diálogo que mantuvo con ocasión de su viaje, que no regreso, a España allá por 1969. Dice el escritor que un amigo se dirigió a él diciéndole , «te haremos un gran homenaje el día que cumplas cien años». Respondió el autor que no sólo era posible, sino que puesto a decir la verdad, no lo dudaba. Profecía cumplida gracias a una España muy distinta a la que le obligó al exilio. La cuestión es que aquel niño francés que, junto con su familia, se trasladó con sólo 11 años a Valencia eligió ser español y, también mexicano, por deseo propio. El programa de actividades que ayer se presentó en la Residencia de Estudiantes por la Comisión General del Centenario de Max Aub es amplio e interesante. La citada Comisión está formada por la Fundación Max Aub, que preside Elena Aub, hija del escritor; el Ministerio de Cultura, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, la Residencia de Estudiantes, la Consejería de Cultura de la Generalidad valenciana, el Ayuntamiento de Segorbe, la Biblioteca Valenciana, el Instituto de México, la asociación Amitiés Internationales André Malraux, las Diputaciones de Castellón y Valencia y Bancaja. De Miró a Picasso Una exposición, «El Universo de Max Aub», se abrirá el lunes hasta el 30 de marzo en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Desde el 13 de abril hasta el 4 de mayo estará en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El público podrá admirar pinturas, grabados, esculturas, dibujos, manuscritos, bocetos de figurines..., con obras de Julio González, Dora Maar, Joan Miró, Picasso, Moreno Villa y Benjamín Palencia. Otras exposiciones serán «Vida y obra de Max Aub» y «Geografías». Habrá congresos en París y Verona, mientras que en la Universidad Menéndez Pelayo se celebrará un curso de verano. Habrá un ciclo de teatro con la representación de «El cerco», «Narciso» y una adaptación de la novela «Yo vivo». No faltará una convocatoria de premios de cuentos y la presentación del I premio de Cortometrajes y audiovisuales. Se fomentarán las publicaciones del escritor tanto en prosa como en verso y se celebrarán unas jornadas -«Campo abierto: Max Aub en la España de 2003»- en la Casa de América los días 21, 22 y 23 de enero. Elena Aub, que participó en el acto de ayer, manifestaba a ABC su alegría, aunque no dejaba de dar paso a cierta pena porque su padre no pudiera ser testigo. Piensa que puede haber llegado el momento de que lo lean «entendiéndole, sabiendo lo que quería decir, y no como a un rojo pesado». Se lamentaba de los años en que ha estado prohibido. Miguel González Sanchís, director de la Fundación Aub y comisario del centenario, se remontaba a 1969, año en el que el escritor viajó a España, para decir que hasta entonces ni en la escuela ni en la Universidad le habían mencionado el nombre del autor de «Campo de sangre». Fue en una librería de viejo donde le esperaba un libro del autor y un largo camino de reivindaciones hasta que en 1997 se inauguró la Fundación que dirige. Manuel Tarancón, consejero de Cultura de la Generalidad valenciana, aseguró que quedó deslumbrado por la obra de Aub, «que abrió una ventana en mi vida». La celebración del centenario se le antoja un acto de justicia histórica con un hombre que mantuvo su vocación a ultranza. Si al final del acto, Elena Aub, manifestó la ayuda recibida «desde el poder, desde el poder es querer, y su generosidad», no menos parabienes recibió ella en representación de toda una familia que siempre se ha mostrado dispuesta a colaborar. José María Merino dijo representar a una sociedad de narradores que nacieron tras la guerra civil y no supieron nada de Max Aub. «La idea, en cierto modo pintoresca, que se ha venido dando de él, será corregida en este centenario», explica. En su opinión, el autor fue un renovador que destacó en la novela y el relato, en el microrelato y el ensayo. Como intelectual aseguró que lo era desde una absoluta independencia de criterio, en contra del totalitarismo. «Siempre defendió, afirmó que la política era una «cuestión moral»». No olvidó que Aub fue quien acuñó el concepto de «la España transterrada». Luis Alberto de Cuenca, secretario de Estado de Cultura, que no cerró el acto para que lo hiciera Elena Aub, dijo del escritor que «su obra es un laberinto mágico en el que es una delicia extraviarse». Elena y sus hermanas, María Luisa y Carmen, desean que lo conozcan los más jóvenes. Ayer acudieron a la Residencia las dos primeras y algunos de sus descendientes. Felices.
Tornar