Documentació
Llach debuta como novelista con 'Memòria d'uns ulls pintats'
La novela, una historia de amor e ideales truncados, tiene como trasfondo la Barcelona libertaria
Cuando Lluís Llach se retiró a Verges hace ya cinco años, pudo recuperar el gusto aplazado de la lectura. Un amigo le propuso escribir un guión de cine y él aceptó el reto. Acabó escribiendo su primera novela. Memòria d’uns ulls que estará en librerías el 2 de febrero. El narrador es Germinal, un anciano que cuenta su historia a un joven director de cine. Los protagonistas son cuatro amigos, dos chicos y dos chicas nacidos en 1920, que viven una historia de amor gay, amistad y unos ideales humanistas en la Barceloneta libertaria que quedarían truncados con la guerra y la represión franquista. Llach, que no ha querido conceder entrevistas, explica en un DVD promocional cómo le influyeron los relatos de los republicanos que abrazaron las esperanzas libertarias en una sociedad convulsa por la violencia y que mantuvieron sus ideales en medio de dificultades extremas.
El interés de Llach, nacido en 1948, era reconstruir una Barceloneta intuida, la de la Escola del Mar, la de Salvat-Papasseit, la de gente humilde que encuentra en la educación y la cultura una vía de esperanza. "Soy una persona de posguerra. Mi educación estaba vinculada a la gente que vivió la Guerra Civil y después, cuando viví pseudoexiliado en París, estuve en contacto con la gente del exilio. Habían vivido en circunstancias extraordinarias, espantosas, apocalípticas. El señor Blanc me contaba en un bar de Bruselas cómo iba en alpargatas a los ensayos dels Fets de Prats de Molló, cómo se fue al exilio atravesando la frontera, cómo se salvó del campo de Argelers, pero le cogieron los alemanes y le metieron en un campo de concentración. Y cuando acaba la guerra aún quería ir al maquis. Claro, esto te conmueve. Es un libro que rescata la memoria de esta gente", explica el músico.
A Llach le fascina cómo en una sociedad como la de aquella época, la lectura de un poema de amor por parte de uno de los personajes "le abre ventanas, le explica cosas que antes no sabía explicarse. Eso me interesa mucho desde el punto de vista novelístico, cómo elementos culturales que la gente no tiene por qué digerir pueden abrirles los ojos de una manera inesperada".
Llach rinde homenaje a los jóvenes que se identificaron con el proyecto pedagógico de la Escola del Mar, con las complicidades que da la amistad cuando empiezas a descubrir el mundo y con el compromiso con la cultura como arma de supervivencia en medio de errores, espantosos asesinatos y guerra. Y también la sordidez de la Barcelona marginal en los años finales del franquismo, con alguna sorpresa final.
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