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Documentació

La ambición de Odín

Article publicat a "La Vanguardia el 23/05/07 per Jordi Galves

Tendríamos que remontarnos al menos a Tácito, a su Germania –así se conoce habitualmente su obra Sobre el origen y el territorio de los germanos– para comprender la prehistoria del extraordinario reto literario que ofrecen los libros de Baltasar Porcel, siempre elogiado y no siempre suficientemente bien leído. La obra latina es la primera aproximación de Roma hacia esa inquietante presencia europea, hacia esa realidad vecinaque, como una gigantesca sombra, parece oponer a la civilización una imagen invertida de sí misma, una seria alternativa que puede ser percibida como una amenaza pero también como un retorno liberador a la naturaleza, a los orígenes de lo íntimo. Marcel Pagnol dudaba de que los nórdicos parisinos fueran a encontrar

en la soleada y mediterránea Provenza la autenticidad –lo auténtico, lo llamaban– ni que la sinceridad fuera una princesa que había que liberar de la prisión de la cultura. Contra eso se revuelve Porcel, el joven escritor de Andratx que se enfrenta a la tradición romana, al idealismo mediterráneo y a sus valores apolíneos y civilizados. Ante la sociedad mallorquina tradicional que tiene en Horacianes de Costa i Llobera la quintaesencia de su identidad –“ma pàtria/ filla és de Roma” dice en el proemio– Porcel busca un pseudónimo periodístico germánico: Odín. Como Odín no sólo cosechará sus primeros éxitos en la prensa mallorquina de finales de los años cincuenta sino que así será conocido en los círculos literarios mallorquines y así le denominará habitualmente su mentor literario y amigo Llorenç Villalonga. Sin duda Odín se construye en contraste con el autor de Bearn, representante exquisito de la civilización latina de Europa, hombre hecho de contrastes, contradicciones y paradojas. Y también de mucho cinismo. El joven Odín, el àngel rebel, como le califica Villalonga, es undefensor de la intuición frente a la formación,un abierto enemigo de las convenciones sociales y que aboga por la sinceridad y la liberación de la realidad de su ahogo cultural. Defiende la rectitud moral pero asimismo el puritanismo de su férrea formación católica y tradicional. Odín es también denotativo de la pasión de la escritura, de una gran ambición literaria, de una determinada personalidad psicológica, en la que lo mayúsculo, lo mitológico, lo violento que representa Wagner y su Tetralogía es defendido con rabia, con dramatismo, iluminado por los relámpagos de la tradición romántica. Odín, es elmundogermánico en estado puro pero también es la figura del jefe de los dioses, el equivalente del Júpiter romano. Ser dios, ser un genio, es lo máximo y no admite mejora

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