15è. aniversari (1999 - 2014)
 
 

Documentació

Clave en el espacio catalán

Article publicat a "La Vanguardia el 23/05/07 per Xavier Bru de Sala

Veinte años atrás, cuando celebrábamos en París su 50 aniversario, sugerí a Porcel la conveniencia de editar una primera compilación de sus Obras Completas. Al ver cómo le brillaban los ojos, planteé la propuesta, en calidad de director literario de Edicions Proa, a mis superiores de Enciclopedia Catalana. Una operación de envergadura, con un buen contrato y la implicación de la red de ventas del grupo. En total, según los cálculos del autor, sólo con los mejores materiales de su producción, el proyecto daría doce volúmenes, de formato mayor que los de Pla. No estaba nada mal. Tras premiosa preparación, el lanzamiento se efectuó en el 91, cuando yo andaba montado en los caballitos de la política cultural. Cuálno seríamiposterior enfado al ver que el proyecto embarrancaba en el séptimo volumen, último de los que llegaron a salir, sin que estuviera en condiciones de imponer su continuidad contra viento y marea. ¿Era prematura la publicación? Para nada. El problema era otro. Porcel molestaba, tanto o mása los suyos, los catalanistas, que a los socialistas. En eso era también heredero de Pla, pero a diferencia del ampurdanés, el de Andratx sufrió un acoso a dos bandas que afectó a la recepción de su obra literaria. De eso debe quedar constancia, más que nada ahora que van quedando sólo secuelas cada vez menores y está a punto, al fin, de ser reconocido como lo que es, el escritor catalán de mayor envergadura de nuestro tiempo.

Injustamente, muy injustamente, el Porcel escritor sufrió la inquina que, asimismodemodo mezquino, le tomaron tirios y troyanos. ¿A qué vino una tan redoblada saña? Para comprenderla, se queda corta, si bien es pertinente, la afirmación de Kundera sobre la estatura de las figuras públicas en los países pequeños, que tienden a ajustar la foto según la mediocre media, de modo que a los más altos les cortan la cabeza y a menudo hasta los pies. En el prólogo del primer volumen, Joaquim Molas afirmaba la unidad esencial de Porcel, en lo que me pareció y me sigue pareciendo una maniobra para ocultar la importancia del personaje en la vida pública del espacio catalán. A fin de compensar, prologué el segundo volumen, desgajando el Porcel autor de la obra literaria del, por así llamarle, periodista de opinión. Suponiendo que la carga negativa fuera a cargo del segundo, tampoco así basta para explicar tanta ojeriza. La de los socialistas, y más aún la de los excomunistas, asimilados y antiguos compañeros no arrepentidos de viaje, unos y otros ya arropados por el mismo uniformismo ideológico, tenía un pase, sin quitar un ápice a la referida mezquindad de no deslindar la obra literaria. El mundillo catalán, a semejanza tornasolada del mundo grande, andaba en aquella época dividido entre el progresismo y el nacionalismo, y Porcel estaba a las claras en las antípodas del progresismo catalán. La ojeriza de los del campo propio, en cambio, necesita una explicación de más calado, que allí mismo dejé apuntada. El nacionalismo era reacio al realismo, y Porcel miraba las cosas con sus ojos despiertos en vez de añadirse a la ensoñada mirada colectiva del nacionalismo, asimismo uniforme y uniformada. Eso no se perdonaba, apenas empieza a tolerarse, pero acabará triunfando. Ya falta menos, y el día en que nos empeñemos todos a mirar sin orejeras, a andar sin caminadores y deje de estar mal visto saltarse las barreras ideológicas, entonces todos los que habéis participado en el vano intento de demolición le ensalzaréis, si bien pasaréis por alto la autocrítica. Un tercer factor, nada despreciable, consiste en no aceptar, desde el mundo cultural más influyente, que sigue siendo el que se expresa en castellano y lo considera por encima del propio en nuestro ámbito, que alguien pueda expresarse en catalán sin proclamarse subsidiario del castellano, o sin sufrir en su obra los efectos de las estrecheces del contexto. Una cosa es perdonar un poco la vida, otra quitarse de veras el sombrero. A esta aproximación, que escribo en negativo para mejorar el contraste entre la oscura realidad y lo que debió ser reconocimiento unánime, la falta aún un elemento muy significativo. He hablado del Porcel periodista de opinión a sabiendas de que la denominación le viene muy corta. No porque su articulismo la trascienda en mucho, algo cierto y evidente, sino porque ha ejercido durante décadas, además de ser referente clave en la interpretación del devenir colectivo, influencia directa cerca de los líderes, de manera especial en algunas de sus decisiones más trascendentes, en momentos en que se orientan y cambian rumbos. Eso no se conoce con detalle, y no es momento de dar testimonio concreto, pero se sabe.Ose intuye, a ciencia cierta, aunque no se concrete el alcance. La primera y permanente lección de Porcel consistió en dejar el esencialismo a un lado para inscribirse en la compleja y desfavorable realidad. El futuro dependía desde la transición, como ahora mismo, de la habilidad y de la eficacia en las propuestas y planteamientos, de la adhesión que alcancen a despertar en la sociedad, no de la pureza doctrinaria. Su trabajo primordial ha consistido en analizar con rigor y espíritu crítico en vez de repetir consignas, como han hecho la mayoría de intelectuales de toda Europa. Lejos de despertar blasmos, su actitud, los parámetros realistas y operativos que siempre ha defendido, empiezan ya a ser de uso común, y más que lo serán una vez constatado el fracaso de la venda doctrinaria en los ojos, la que considera ilimitado el voluntarismo. El Porcel cívico, de ciudadano con proyección extraordinaria, ocupa pues un lugar tan alto en nuestro ámbitocomoel autor literario. Él es, también, el intelectual catalán que de manera más incisiva y continuada ha contribuido a forjar la textura de nuestro tiempo. es de elemental equidad reconocérselo desde todos los frentes, actitudes y posicionamientos.

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