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Documentació

En lo alto de la columna

Article publicat a "La Vanguardia" l'01/07/2009 per Javier Godó

Tal como Porcel dijo de Pla, su figura está por encima de lo humano y tiene su parcela de eternidad

La última vez que fui a almorzar con él, de eso hace apenas unos pocos meses, me estuvo hablando de sus planes de futuro. Le encontré animado, ocurrente y lleno de vigor, convencido de que había superado la enfermedad que le asaltó de improviso un año y medio antes. Baltasar Porcel era una de estas personas que sabía exprimirle el jugo a la existencia y, a pesar de que ha muerto a edad todavía temprana, vivió con gran intensidad todos y cada uno de los días de su vida. Cuando compartimos mesa, le acababan de nombrar escritor del año en Baleares, lo que le obligaba a ejercer de embajador cultural de las islas en varias ciudades europeas. Como buen autor global, traducido a decenas de idiomas, valoraba en gran manera el reconocimiento local, así que esta distinción de su gente le satisfacía especialmente.

Porcel, a quien, más allá de su condición de escritor, siempre consideré no sólo un periodista de la casa sino también un buen amigo, me habló con gran cariño de su columna en La Vanguardia. Una colaboración diaria que había iniciado hacía más de veinte años y que, a pesar de que le exigía un ejercicio diario de periodismo comprometido, no le resultaba ninguna carga. Sin embargo, hace unos días, sintiéndose debilitado de salud, pidió pasar a la colaboración semanal, "algo más larga y matizada", según sus propias palabras, "en aras de una mayor precisión", aunque desgraciadamente no pudo llegar a debutar en el nuevo formato, a pesar de haberlo anunciado en su última columna. No quiero dejar de subrayar que Porcel me había comentado en más de una ocasión que en la prensa catalana se hacía un columnismo de calidad, diferente del que se publicaba en la prensa de Madrid porque en Catalunya la opinión no se acababa en la política y porque tampoco estaba tan condicionada por la dinámica partidista. La verdad es que, para los lectores del diario, la columna de Baltasar Porcel, con la foto del escritor en lo alto, formaba parte del paisaje de La Vanguardia, como un faro en mitad de la complejidad de la información diaria. En ella, a lo largo de más de dos décadas, ha sabido abordar con su fina ironía, su discurso sugerente y su brillante pluma cualquier asunto de actualidad, aunque a veces pudiera recurrir a la historia o a la literatura para apoyar su argumentario. Porcel ha sido un autor tremendamente subjetivo, comprometido con su tiempo, polémico por su independencia. Y los lectores han sabido descubrir en esa sólida columna una de las referencias del diario. En una ocasión, Porcel escribió de otro gran periodista catalán como Josep Pla, que, a pesar de que no siempre el país había sido justo con él, al final "su figura está por encima de lo humano y dispone de su parcela de eternidad". Eso mismo podríamos decir de Baltasar Porcel, cuya obra siempre nos acompañará como un bagaje imprescindible y su recuerdo constituirá un estímulo para seguir haciendo buen periodismo. Tal como Porcel dijo de Pla, su figura está por encima de lo humano y tiene su parcela de eternidad.

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