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22/02/2009,

Vidas de libro

Article publicat al diari “El País” el 06/10/2007
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El mundo de la edición en Cataluña está integrado por profesionales que viven con pasión su trabajo. Exquisitos editores vocacionales que se complacen en publicar libros interesantes a pesar de su escasa comercialidad, forjadores de grandes grupos, pequeños editores que han sido capaces de levantar un imperio, agentes literarios que defienden los derechos de sus escritores y se empeñan en difundir sus obras en otros países... Todos dedican con esfuerzo y placer sus vidas al libro.

Miquel Alzueta

Con Miquel Alzueta (Barcelona, 1956) llegó el terremoto en el oasis que era la edición en catalán hasta los ochenta. Con Columna, el marketing, el sentido agresivo de lo comercial, el estar a la última de las tendencias literarias (Tom Sharpe, Patricia Highsmith, el brat pack norteamericano...), el jugar al límite con las subvenciones públicas y el arrebatar escritores a la competencia llegaron a la edición catalana. Tenía que ser este taimado licenciado en periodismo, poeta vocacional, quien se inventara al autor mediático con Andreu Buenafuente y el que rompiera techos de ventas con Amorrada al piló, de Maria Jaén. Con esas habilidades, en 1999 lograba que Planeta le comprara el 85% de las acciones. Y ahí está de directivo, de asesor en la división editorial de librerías mientras, inquieto como siempre, hace sus pinitos en el negocio del arte.

Carmen Balcells

"Nunca hablo de dinero con editores, porque tengo una agente literaria que habla por mí mejor que yo; primero porque es mujer, y después porque es catalana", dijo en cierta ocasión Gabriel García Márquez de Carmen Balcells (Santa Fe, Lleida, 1930), una de las agentes literarias más importantes del mundo. Los editores la temen. Y con razón: su objetivo, desde que empezó a finales de los cincuenta, es conseguir que los autores puedan vivir de lo que escriben. Para ella, los adelantos nunca son inimaginables ni astronómicos. Su agencia representa los derechos de casi todo el boom latinoamericano; a cuatro premios Nobel, Pablo Neruda, Vicente Aleixandre, Camilo José Cela y García Márquez; y a una larga lista de autores: Eduardo Mendoza, Juan Marsé, Manuel Vázquez Montalbán, Isabel Allende, Rafael Alberti, Roberto Bolaño y así hasta casi 200, incluyendo a autores extranjeros como James Joyce, William Faulkner y Truman Capote. Carmen, la Mama Grande, es muy discreta, apasionada, contradictoria, dura y generosa y, sobre todo, tiene mucha imaginación y una sorprendente capacidad de relativizar.

Mercedes Casanovas

Una gran afabilidad salpimentada con dosis de desenfado, pero eso sí: eficacia, discreción y apuesta por autores muy literarios. Bajo esas coordenadas ha triunfado en el inquietante mar de las agentes literarias, Mercedes Casanovas (Barcelona, 1951), desde aquel 1973 en el que la estudiante de filología y periodismo quería trabajar por las tardes y acabó en el ámbito de derechos de autor de Barral Editores. Cerrando en la Feria de Francfort de 1980 con una pizca de suerte, ya para Tusquets (1979-1980), el primer contrato del recién proclamado Nobel Czeslaw Milosz, decidió montar su agencia, que debutó ese mismo año con los derechos de ocho títulos de Patricia Highsmith. Desde entonces, sonados hitos -El perfume, de Suskind (1985); El Rey, de José Luis de Vilallonga (1992)- y una cartera con 40 autores, entre los que se cuentan Marías, Rodoreda, García Lorca, Millás... "De los que me gusta leer a mí", sentencia... con una sonrisa.

Oriol Castanys

Oriol Castanys (Barcelona, 1955) es uno de los grandes gestores-editores de la literatura catalana. En cinco años desperezó y catapultó Edicions 62 hasta convertirlo en un grupo moderno. Se inició en La Magrana , transitó por el periodismo como director de la revista El Temps y tras dos años de gerencia en Empúries ascendió en 1994 a director editorial de Edicions 62. Compró las editoriales Muchnick y Selecta. Convirtió Península en sello independiente para editar en castellano y creó una exitosa división de revistas en catalán. Dimitió en 1999. En 2000 fichó como director general de RBA Libros, donde ha intentado ganar mercado en un sector muy competitivo que tiende a la concentración. Ahora es consejero delegado del grupo.

Riccardo Cavallero

"Un editor, para ser independiente y tener su propia estrategia, ha de ser rentable". Ésta es la máxima con la que Riccardo Cavallero (Ivrea, Torino, 1962) lleva pilotando, como consejero delegado, el grupo Random House Mondadori desde la joint venture en julio de 2001 que él potenció. Poner al editor frente al negocio ha sido uno de los aciertos de este ejecutivo de afabilidad no impostada y rauda decisión. Igual son influencias de su pasado como responsable de marketing de Mondadori y de su paso por la televisión de Berlusconi, que se han traducido en el sello de Debolsillo, líder del sector. Su faceta de economista cartesiano la vertió al ordenar en cuatro grandes áreas las 13 editoriales del megagrupo y en encontrar una estrategia conjunta para todas las firmas esparcidas por Suramérica. El resultado: dirige el segundo grupo editorial en lengua española para librerías, que bajo su dirección ha pasado de perder dinero a ser rentable.

Ernest Folch

"¿Por qué el lector en catalán ha de ser distinto?", "el libro se ha desculturizado", "el mercado en catalán está más maduro", "ahora, un editor lo ha de ser de contenidos, no de canales". Son algunas de las frases de Ernest Folch (Barcelona, 1972), joven esperanza blanca de la edición catalana. Una llamada del editor Jaume Vallcorba -a quien conocía por su padre, el también editor Xavier Folch-, a 24 horas de empezar un máster de periodismo, llevó a este filólogo en 1994 a trabajar en Quaderns Crema, donde aprendió de todo. Un bagaje que fue ampliando en Empúries (1997-2000) y RBA (20002003), que abandonó para crear su sello, Ara Llibres, donde sigue tras un paréntesis de tres años como director editorial del grupo Edicions 62 (2003-2006). Rápido e intuitivo, éxitos como los libros de Pepe Rubianes y del comunicólogo Sebastián Serrano, sus incursiones en el instant book y la venta en quiosco -con la ayuda del grupo Cultura 03, su socio y rey de las revistas en catalán- llevan camino de convertirle en el líder de la nueva generación de editores.

Mónica y Gabriel Gili

No hay despacho de diseño, arquitectura o publicidad en cuyos estantes no pueda hallarse el logotipo de las dos G que caracteriza las cuidadas ediciones de la editorial Gustavo Gili. Su historia se remonta a 1902, cuando Gustavo Gili Roig se especializó en un género inédito en España: los manuales técnicos. Con el paso de los años se incorporan nuevas temáticas: arte, arquitectura, diseño, fotografía, moda o arte urbano. Mónica y Gabriel, actuales directores de la editorial, son la cuarta generación de esta longeva gran editorial familiar.

Jorge Herralde

Jorge Herralde (Barcelona, 1935) salvó de la quiebra a Anagrama con unas acciones de la discoteca Boccaccio, santuario de la Gauche Divine. En los tiempos bulliciosos del tardofranquismo, quiso convertir su embrionaria editorial en un "supermercado de la contestación". Publicó a Mao, Trotski, Lenin o el Che. En la colección Contraseñas hallaron cobijo las plumas más salvajes: Hunter S. Thompson, Bukowski o Tom Wolfe. Con los años, Anagrama demostró que una editorial independiente no está reñida con el éxito. En 1981, con Panorama de Narrativas, se abre una lista de autores indiscutibles: John Kennedy Toole, Patricia Highsmith, Paul Auster o Raymond Carver. Ha publicado también a Enrique Vila-Matas, Javier Tomeo o Javier Marías. Su premio de ensayo y el Herralde de novela son toda una garantía.

Antonia Kerrigan

La literatura estaba en su ADN. Su padre tradujo al inglés a Borges, Neruda y Unamuno; y su madre a Matute y Cortázar. Antonia Kerrigan (París, 1952) es el paradigma de la agente literaria de éxito. Conoció el oficio con Carmen Balcells. A finales de los ochenta se estableció por su cuenta en Barcelona. Lo suyo son los derechos internacionales. Admite ser una ludópata del juego de apuestas de la edición: ¿venderá esta trama? ¿Cuajará este autor? Acertó en la apuesta de Carlos Ruiz Zafón y en la de Javier Sierra. Tiene delegación en México, donde representa a Jorge Volpi o Ignacio Padilla.

Sigrid Kraus

El año 2000 quedará para siempre en la memoria de Sigrid Kraus (Gunzenhausen, Alemania, 1964) y de su marido, Pedro del Carril. Hasta ese año, ambos estaban al frente de Emecé, la filial española de la argentina Emecé. Sabían que iban a venderla al Grupo Planeta, echaron la casa por la ventana, compraron las acciones y crearon una editorial independiente a la que dieron el nombre de Salamandra. Todo parecía difícil, pero Sigrid tuvo el olfato de contratar los derechos de Harry Potter para el idioma español. Se acabaron las penurias. Llevan cerca de 11 millones de ejemplares vendidos. Salamandra es sinónimo de buen gusto. Publicar poco y elegir bien, ése es su secreto. Sacan 45 títulos al año y todos son muy recomendables. En su catálogo están Irène Némirovsky, Sándor Márai, Andrea Camilleri y Philippe Claudel.

José Manuel Lara Bosch

Su padre, José Manuel Lara Hernández, fundó la editorial Planeta en 1949. La clave de su éxito fue pensar en lo que podía interesar al lector. José Manuel Lara Bosch (Barcelona, 1946) ha llevado la teoría de su padre al siglo XXI en el más amplio espectro: contenidos culturales en diversos soportes. Es un hombre enorme, cordial, bebedor infatigable de Coca-Cola light y fumador empedernido, uno de los empresarios catalanes más lanzados. Ahora es presidente del Grupo Planeta, de Antena 3 Televisión, del Círculo de Economía... El Grupo Planeta posee una treintena de editoriales, entre ellas, Espasa, Seix Barral, Destino, Crítica, Ariel, Temas de Hoy, Minotauro... Una de sus últimas apuestas ha sido la adquisición, con Enciclopèdia Catalana, del histórico Grup 62.

Isabel Martí

"Lo popular no tiene porque estar reñido con la calidad". Esa máxima le debe venir a Isabel Martí (Barcelona, 1959) de la fusión de sus estudios de Magisterio y Bellas Artes. O de haber estado tantos años con Josep Maria Espinàs, paradigma literario de ese binomio en las letras catalanas. Por eso no es extraño que cuando, tras pasar por la enseñanza y por Enciclopèdia Catalana, Martí fundara Edicions La Campana en 1985 con sólo 30.000 pesetas y que el único libro que publicara ese año fuera uno de Espinàs. "Quería hacer libros de no ficción que fueran asequibles para todos", recuerda esta incansable sufridora, de discurso apasionado. El resultado es que no hay libro suyo que no se asome a la lista de los más vendidos. Y ahí está toda la obra de Espinàs, o títulos como Atreveix-te a pensar, de Josep Maria Terricabras, y El desconcert de la l'educació, de Salvador Cardús. Pero también hay olfato para lo literario, con el fenómeno Albert Sánchez Piñol y sus novelas La pell freda y Pandora en el Congo. Y eso que La Campana publica 20 títulos al año.

Anna Monjo

Poseer bibliografía puntera en el debate social más candente de la actualidad es casi la razón de ser de la editorial Icària. Ahí están el Informe Lugano, de Susan George, o la última teoría del decrecimiento de Serge Latouche. Buena parte del secreto está en la doctora en historia contemporánea Anna Monjo (Barcelona, 1955), que desde 2000 es una habitual de los foros sociales mundiales donde escucha y capta autores y tendencias que luego importa a Icària, de la que es directora desde 1987. Metida en el oficio desde fines de los setenta, ha tenido la habilidad de adaptar el típico sello de izquierdas creado en 1975 a un laboratorio del pensamiento crítico: medioambiente, interculturalidad, pobreza. Con unos 70 títulos al año, Icària es un foro de papel.

Josep Lluís Monreal

El doctor Zhivago, de Pasternak, y El viejo y el mar, de Hemingway. Los dos pasaron por sus manos cuando trabajaba para Janés Editor en los años cincuenta. Y decidió no publicarlos porque las obras no le parecieron buenas. Algo arriesgado, como cuando casi 30 años después apostó por seguir su expansión por América Latina a pesar de la crisis. Y acertó. Este tipo de decisiones las ha tomado toda su vida Josep Lluís Monreal (Gandesa, 1931), presidente del potente Grupo Océano, con 11 firmas editoras y filiales en 22 países. La vida del que con 19 años era aún estudiante de comercio se la cambió el mítico editor Josep Janés en 1950. "Con Janés aprendí a editar libros, y en Vergara aprendí a venderlos", suele decir al recordar cuando en 1958 aceptó la oferta de director comercial de Vergara, donde al poco le ofrecieron ir a América. Antes de partir, creó la editorial Danae, primera piedra del hoy Grupo Océano que consolidó a finales de los sesenta con libros atrevidos sobre sexualidad (de López Ibor) y la Guerra Civil (Ricardo de la Cierva) y que remachó en los setenta con la compra de las editoriales Éxito e Instituto Gallach, que combina con editoriales como Circe, de biografías, que dirige su hija Silvia. Con esa capacidad de verlas venir, Lluís potenció la leyenda del grupo, "todos los libros, todos los soportes": el 40% de sus productos no tienen base de papel.

Beatriz de Moura

Tocada por el cosmopolitismo y el desarraigo que conlleva ser hija de diplomático viajero, la biblioteca paterna convirtió la literatura en el asidero y brújula de Beatriz de Moura (Río de Janeiro, 1939). Vivió intensamente la efervescencia intelectual y festiva de la Gauche Divine bacelonesa a finales de los sesenta. Se fogueó en las editoriales Salvat, Gustavo Gili y Lumen. En 1968 fundó Tusquets, junto a su ex marido, el arquitecto Òscar Tusquets. Empezó editando en su sala de estar con visión independiente y audaz. Los 25 títulos censurados hasta 1976 dan fe de su afán por airear el rancio panorama literario. En 1977 lanzó su exitosa colección erótica La Sonrisa Vertical, dirigida por Berlanga. Tusquets rehúye el éxito efímero. Es marca de calidad. Apuesta por las vanguardias del XX, el debate ideológico y los autores noveles de entidad. Lanzó a Almudena Grandes y Luis Landero. En su fondo están Kundera, Beckett, Irving, Pynchon y Cercas.

Gonzalo Pontón

La edición del pensamiento crítico y la divulgación histórica se encarnan en Gonzalo Pontón (Barcelona, 1944), fundador de Crítica en 1976, editorial que sigue dirigiendo, aunque bajo el paraguas empresarial de Planeta. Se inició en Ariel, fue director de publicaciones del Grupo Grijalbo y después director general y consejero delegado de Grijalbo-Mondadori. Cultura humanista, alta divulgación y textos especializados son su divisa. Intelectual inquieto, piensa que el gregarismo intelectual y el bajo nivel universitario son ahora los enemigos de su apuesta editorial.

Ricardo Rodrigo

Antiguo guerrillero -se entrenó militarmente en Cuba durante casi tres años para ir a Bolivia con Che Guevara-, es hoy un duro empresario que posee y dirige RBA, un grupo que avanza a velocidad de vértigo. Ricardo Rodrigo (Buenos Aires, 1946) llegó a Barcelona hace 36 años y empezó a colaborar en Seix Barral, luego entró en Bruguera como corrector tipográfico y dos años después era director editorial. Cuando se fue de Bruguera creó, con Balcells y Roberto Altarriba, que luego lo dejaron, RBA. Primero fueron coleccionables y revistas. Más tarde creó una división editorial, que tiene en este momento 9 sellos: RBA, La Magrana (en catalán), Gredos, Integral, Nueva Empresa, National Geographic, Serres, Molino (toda Agatha Christie) y RBA Bolsillo. Su más reciente reto: la adquisición del 67% de las acciones del grupo de revistas Edipresse-Hymsa. Prepara su asalto a las cuatro pantallas (televisión, internet, telefonía y cine).

Anna Soler-Pont

Tan distintos instrumentos como la guitarra y el piano, que ambos estudió, reflejan la personalidad de Anna Soler-Pont (Barcelona, 1968): la aparente fragilidad exterior que refuerzan sus maneras contrasta con su voluntad de hierro, la misma que mostró en octubre de 1991 esa licenciada en filología árabe que se fue a Egipto a conocer a Naguib Mahfouz. Tomando el té con él y participando en una tertulia con escritoras árabes que le pidieron ayuda, la hasta entonces traductora y redactora de informes y colaboradora en Cruïlla y Círculo de Lectores, se convirtió en agente literaria. Se especializó en árabes, asiáticos y africanos (Pramoedya Ananta Toer, Yasar Kemal...). O sea, llevó lo multicultural a la literatura a través de su agencia Pontas, que creó en 1992. Tesón y capacidad de organización obraron el resto: 80 autores representados (entre ellos, Raimon Panikkar, Lluís-Anton Baulenas y Asha Miró), visionaria atención a los derechos audiovisuales y la guinda: la Generalitat la contrató como comisaria del proyecto Francfort 2007.

Joan Tarrida

De picar los textos en la editorial de poesía Llibres del Mall a director general de Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg para España y América Latina. Con ademanes y discurso de hombre tranquilo, Joan Tarrida (Barcelona, 1959) ha logrado lo más parecido a la cuadratura del círculo: prestigiosos proyectos editoriales que no tiñen de rojo las cuentas de una multinacional como Bertelsmann. La fórmula la ha ido puliendo desde 1978 en que entró por azar en Llibres del Mall, como fundador del sello juvenil Aliorna (1987-1989) y como director de publicaciones de los Juegos Olímpicos de Barcelona (1990-1992), de donde saltó a Plaza & Janés para ser director editorial (1999) y director general en España (2005) de Círculo. Desde ahí colecciona galardones a los libros mejor editados, serie culminada en 2006 con el Premio Nacional de Edición. Y aun así gana dinero.

Jaume Vallcorba

Siempre ha admirado al veneciano Aldo Manuzio, el gran tipógrafo, filólogo y difusor de los clásicos en el siglo XV. Y una especie de Manuzio a la catalana es en lo que se ha convertido Jaume Vallcorba (Tarragona, 1949), desde que en 1979 lanzara Quaderns Crema, sello exquisito e independiente. Su marca es inconfundible: tapas revolucionariamente blancas, papel cuidado, tipografía exquisita y diseño sobrio conforman el marketing más aristocrático para dar cobijo a un catálogo donde la recuperación de nombres patrimoniales (Josep Carner, J. V. Foix, Ausiàs March) se mezclan con la nómina de los escritores más emblemáticos desde la Transición: Quim Monzó, Sergi Pàmies, Ferran Torrent... Licenciado en Filosofía y Letras, culto y refinado, su dominio del alemán y la cultura centroeuropa le han permitido engrosar su catálogo con todo un Nobel como Imre Kertesz, al que publica en su sello en castellano Acantilado (1999), donde ha convertido en best seller tanto a un olvidado Stefan Zweig como a un auténtico sabio, Martín de Riquer.

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