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Documentació

«La ciudad de Barcelona es una víctima de su propio éxito»

Article publicat al diari “ABC” el 02/02/09 per Susana Gaviña

Cuando Use Lahoz (Barcelona, 1976) comenzó a escribir su segunda novela -«la primera en serio», afirma- tenía dos cosas claras: «que se trataría de una saga familiar que arranca con un patriarca que quiere ser un gran magnate, con ínfulas de cosmpolitanismo -palabra que ni siquiera sabe qué significa-, y que se desarrollaría en la Barcelona de posguerra». Aunque asegura que no hay nada de verdad en «Los Baldrich» (Alfaguara) -«todo es inventado»-, reconoce que en Cataluña hay muchos Jenaro Baldrich. Un personaje que le provoca sentimientos encontrados: «Quizá sea algo condescendiente, indica, pero lo que admiro de él es su dinamismo y su carácter emprendedor, aunque también es un personaje sórdido capaz de traicionar a quien haga falta».

Jenaro, procedente de una familia de clase media, tiene muy claros sus objetivos: levantar un negocio de éxito. «Es un enfermo por el reconocimiento social». Para ello construye una vida -tanto en el aspecto profesional como en el personal- como si se tratara de una empresa, «en la que todo está bajo control, incluidos su mujer y sus hijos».

Un romance truncado, un secreto que nunca se desvela pero se intuye, una afectividad congelada, una gran ambición y un tremendo desarraigo -en lo geográfico y en lo emocional- son los pilares de una historia que gira alredor de tres temas: «la familia, la amistad y la maternidad», teniendo como telón de fondo Barcelona, una ciudad «que va abriéndose y creciendo al mismo tiempo que Jenaro». A través de su narración, Lahoz realiza un viaje por la memoria histórica de la España de posguerra, desde el franquismo a la transición, la aparición de la nova canço, los partidos del Barça, cuyo estadío se convierte según sus protagonistas en uno de los pocos escenarios donde los aficionados se podía expresar libremente, viajando después a la movida madrileña, donde busca refugio la pequeña de los Baldrich, Nati, la única capaz de salir del control paterno, hasta dar el salto a Argentina, país donde se exilia el primo del protagonista por motivos políticos...

Todos estos ingredientes van entretejiendo, a lo largo de sus casi cuatrocientas páginas, una historia agridulce, triste..., ligera de sentimentalismo, narrada desde el extrarradio familiar por un amigo de Nati que vive en Madrid, «del que no importa de dónde es», y que es el único que se permite la «licencia» de aportar una mirada de ilusión y de esperanza en una historia en donde «la única que triunfa es Nati porque es capaz de crear una familia paralela».

Porque tanto Jenaro como Barcelona son, según el autor, «víctimas de su propio éxito». Y matiza que no se trata de una crítica hacia su ciudad, «a la que quiero, pero en la que me siento un guiri cuando voy y que se ha convertido en un gran hotel de lujo. Es una ciudad que ha perdido autenticidad, y que me gustaba cuando era puerto de gente emprendedora y negociante. Ahora es más recatada y aburrida que Madrid». apunta.

En plena promoción, a Lahoz -que admira la obra de Juan Marsé y Mercé Rodoreda y que su libro de cabecera es «Madame Bovary»-, ya le bulle otra idea para su próxima novela, pero antes saldrá su segundo poemario. ¿Novela o poesía? Afirma que le interesan los dos géneros, «son compatibles pero muy distintos. La poesía es mi mejor amiga porque siempre está cuando la llamo; mientras que la novela requiere más rigor, tener un método y una disciplina que la poesía no necesita». Con más seguridad, gracias al éxito de su segunda novela, afirma que lo importante en ella «es la historia», y que ésta «tiene que ser fascinante».

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