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Documentació

El filósofo Rafael Argullol, inmerso en el desafío más importante de su vida

Article publicat a "El Mundo” el 10/03/08 per Irene Dalmases

Rafael Argullol, el filósofo al margen de las modas y sin creer en sistemas, dogmas y doctrinas, se encuentra inmerso desde hace cinco años en el desafío literario más importante de su vida, una obra que ya tiene 1.600 folios, sobre "el mito personal que vamos construyendo a medida que vivimos".

En una entrevista, este hombre sabio explica que en verano pondrá el punto final al primer borrador de este monumental manuscrito, que publicará en la editorial Acantilado, y luego cogerá un año de excedencia de la universidad sólo para poder revisar el texto.

Defensor desde siempre de la idea de la transversalidad, del arte que desborda las rígidas clasificaciones de géneros, argumenta el ensayista que, 25 años después de 'El héroe y el único', su primer gran reto en forma de libro sobre la concepción trágica del mundo, quiere ahora presentar un nuevo título con aspectos autobiográficos, narrativos y ensayísticos, "en una especie de culminación de una trayectoria".

"No creo en sistemas, dogmas ni doctrinas -especifica- sino en la aventura a través de la experiencia, y el nuevo libro será el cuaderno de bitácora de esta aventura".

Argullol tiene la sensación de que cuando nacemos "es como si lo hiciéramos con media frase escrita y nos pasamos la vida intentando escribir la otra mitad, nunca a través de un único medio, ya que para ello amamos, viajamos o escribimos".

A su juicio, todos "procuramos el máximo de estrategias posibles para escribir esta segunda mitad de la frase, pero ni los códigos ni las leyes que nos dirigen nos enseñan cómo se escribe, por lo que tanteamos a ciegas a lo largo de la vida".Ahonda el escritor en sus reflexiones y asevera que el sentimiento de felicidad y armonía es "concluir, aunque sea en un instante, la segunda mitad de esa frase, con una cierta idea de lo que ha sido entonces el sentido de la existencia".

Esta estrategia vital, prosigue el filósofo, "acepta que estamos continuamente sometidos al enigma, literalmente, a aquello que se vela y se revela, con la vida atravesada por este claroscuro".

Asumiendo, en su caso, todo lo que ha sido su trayectoria, remata Rafael Argullol que es "imprescindible que se conjugue el pensamiento científico con el poético y el estético, aceptando la aventura a través del enigma".

No rehuye el pensador ninguna de las preguntas que se le formulan, en un siglo XXI en el que prima la imagen por encima de otros supuestos, aunque entiende que "el hombre siempre ha sido idolátrico".

Sin embargo, sí que es de los que cree que "hemos caído en un pragmatismo banal bastante poco fértil y frustrante, donde hay una especie de miedo al mundo de los deseos y las utopías. Y para escribir, pensar o imaginar es necesaria la capacidad utópica".

Respecto de la preeminencia del mercado, subraya que acaba de leer un texto de Tolstoi, en el que éste repasa las etapas de su vida y se adentra en su juventud de escritor en el San Petesburgo de mediados del XIX, con aportaciones que se pueden firmar ahora.

Sostiene que, de forma llamativa, el ruso "habla en los mismos términos en los que hoy se podría tratar la preponderancia del mercado o la estupidez de algunos escritores sometidos al éxito. Una crítica exacta -prosigue- de lo que ocurre hoy con los que están más pendientes de la superficie que de la profundidad".

"Hablamos mucho del mercado, pero en términos creativos y estéticos no es nada" y agrega que "si hoy tuviera que hablar de arte no dedicaría ni un segundo a una feria como Arco". Las grandes obras maestras, concluye el también novelista, "son aquellas que expresando su propia verdad con fuerza han tenido suficiente potencia para convertirse en universales, más allá de la época en la que fueron concebidas".

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