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Documentació

"Si aún existieran las ejecuciones públicas, la gente iría a verlas"

Entrevista publicada a “La Vanguardia” el 02/07/2007 per Sílvia Colomé

Acaba de publicar el libro 'L'espectacle de la pena de mort', en el que recoge los escenarios y sistemas utilizados en Barcelona para aplicar esta condena

Perder la cabeza no siempre ha significado olvidarse de alguna cosa. Hasta finales del siglo XIX, en Barcelona, esta frase tenía una interpretación más literal que figurativa, y a la vista de todo el mundo. En 1897, hace sólo 110 años, se dejó de ajusticiar a los condenados a muerte en público, pero durante siglos, las ejecuciones supusieron un gran espectáculo ciudadano. Joan de Déu Domènech se ha encargado de investigar los lugares y las formas que adoptaban estas representaciones en Barcelona, y que han quedado recogidos ahora en el libro L'espectacle de la pena de Mort.

-¿Se puede decir que las ejecuciones eran un espectáculo? _-Se hacían en público, y la palabra espectáculo quiere decir una representación con público. Como todo espectáculo, había una tarima…__-…el escenario. _-Lo ha dicho usted. Y dos personajes…__-Los actores…_-Sí, el verdugo y el condenado. Y los dos tenían que hacerlo bien. Si el verdugo se equivocaba con el corte o si la cuerda se rompía, la gente le gritaba y le tiraba piedras. Del condenado se esperaba que muriese bien, sin asustarse demasiado. La gente iba a ver una función, un entretenimiento. __-¿Y gustaba? _-Parece que sí, que tiene su morbosidad. El ejemplo está con el vídeo de la muerte de Sadam Husein, que dio la vuelta al mundo. Si aún existieran las ejecuciones públicas, la gente iría a verlas, ya sea por morbo, por ver cómo matan a una persona indeseable o para asistir a un espectáculo inédito. __-¿En qué hemos sustituido este espectáculo público? _-No existe nada parecido, pero el fútbol y el cine, curiosamente, empiezan cuando se acaban las ejecuciones públicas. En el cine se simulan las muertes. Ahora vemos más muertos que nunca. El fútbol tiene una puesta en escena fantástica, como ocurría en las ejecuciones, y durante el partido sufrimos. __-Por cierto, ¿cuál fue el sistema de ejecución más utilizado en Barcelona? _-La horca, pero tanto en Barcelona como en todos sitios, porque era muy fácil y barato. Bastaba con coger una cuerda, colgarla de una plataforma parecida a una portería de fútbol, y dejar suspendida a la persona. El propio peso provocaba la muerte. Por ejemplo, yo moriría antes que usted porque peso más. __-¡Ah! _-La mayoría de gente murió así hasta el 1832, que es cuando Fernando VII suprime la horca por el garrote. Los nobles, por eso, morían de otra manera. Lo más normal era que se los degollase, o incluso que se los ahogara. A partir de 1832, todos los ajusticiados morían bajo el mismo sistema. __-Vaya, Fernando VII democratizó la pena de muerte…_-Hizo que todos fuesen iguales ante la pena de muerte, excepto los militares, que continuaban fusilando. De hecho, la justicia militar siempre utilizó las balas, desde que las tuvo. __-La inquisición, por eso, siempre utilizó el fuego. _-Era para purificar. Pero raramente quemaban a los condenados vivos, primero los estrangulaban. Sólo se quemaban vivos los que no se convertían en el último momento, pero había pocos de estos. La mayoría prefería morir más deprisa. __-¿Dónde estaban ubicados los escenarios de las ejecuciones en Barcelona? _-Había horcas en todo el territorio, para marcarlo, como hacen los perros. Dos estaban en los dos caminos de entrada en la ciudad: Creu Roberta y Trinitat, para que los forasteros viesen como las gastaban. Dentro de las murallas, se escogían sitios privilegiados, plazas donde hubiera espacio para acoger al público, como la plaza Nova, la del Àngel, el pla de Palau, el pla de la Boqueria, el final de la Rambla para que lo viesen los que llegaban por mar…__-En estos lugares no han quedado testimonios de la función que desarrollaron…_-Ha habido un barrido brutal del pasado. Hay muy pocos monumentos en la ciudad de gente ejecutada, por ejemplo. __-¿A qué lo atribuye?_-Es muy cómodo ser desmemoriado y resulta incómodo recordar según qué, pero hay gente que murió por causas legítimas. El monumento a las víctimas de los bombardeos de Barcelona que hay ante el cine Coliseum, si no lo conoces, no lo ves, pasa desapercibido, al igual que el monumento a las víctimas del terrorismo. Se habla mucho de la memoria histórica, pero hay una desmemoria tremenda.

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