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Documentació

Entre dos mundos

Article publicat a “La Vanguardia” el 06/07/05 per Rosa Maria Piñol

Pese a su distancia física y temporal de Catalunya -reside desde hace 24 años en Estados Unidos, donde es profesora de Literatura Castellana-, Roser Caminals ha logrado, con sus últimas novelas, hacerse un merecido lugar en la escena literaria catalana. Sus libros El carrer dels Tres Llits (2002) y La petita mort (2004), dos vívidos retratos de la Barcelona en tránsito entre los siglos XIX y XX, tuvieron una entusiasta acogida por parte de la crítica. El ciclo temático que formaban se cierra ahora con La dona de mercuri, una novela que tanto por su prosa como por su poder evocador no desmerece de las anteriores entregas de la trilogía. Con este libro, además, Caminals se incorpora a Edicions 62, que presenta la obra como su gran apuesta de narrativa para este verano. Estamos en 1909. Teresa Barceló, hija de un carbonero del Raval, se ve tentada a la vez por dos mundos opuestos: los ambientes libertarios, una ideología muy potente en aquellos momentos, y la ascensión social a través de su relación con un aristócrata, del que se convertirá en amante. Una escisión personal en la que influirán decisivamente, al final del relato, los hechos violentos de la Setmana Tràgica. "Me atrae como tema novelesco la interacción entre las clases sociales", explicaba ayer a "La Vanguardia" la escritora, que ya en la primera novela del ciclo hacía que se casaran una prostituta y un señorito de Barcelona. "Oller o Sagarra hicieron retratos excelentes de su clase social, la alta burguesía. A mí me interesa su relación con otras capas de la sociedad". Mientras Rosina, la madre de la protagonista, está "totalmente integrada en su clase, es pragmática y tiene los pies en el suelo", Teresa encarna la dialéctica, "la tensión entre la envidia y el deseo de entrar en un mundo que no es el suyo, por un lado, y el resentimiento hacia los burgueses, por otro. El odio de clase contra la aspiración a ingresar en ella. Una ambivalencia que en realidad no llega a resolver". Caminals evoca los foros anarquistas de la época y también los núcleos espiritistas, igualmente en boga por entonces. "Cuando recreas un mundo -dice-, es esencial penetrar en los aspectos históricos del momento. Tanto el anarquismo como el espiritismo eran dos fenómenos progresistas en aquellos años, y además vinculados. En la novela aparece el grupo anarquizante Foc Nou, que realmente existió, y que estaba formado por intelectuales y trabajadores, en su mayoría sólo teóricos, y que tenían un piso en el Raval". En este barrio, en el que por cierto nació la autora, transcurre la parte fundamental de la historia, que se beneficia de una fiel recreación de la topografía barcelonesa de la época. "Tuve que alterar ligeramente la realidad, porque hubiera sido difícil de creer -confiesa Caminals-. En la calle D´en Roig, una estrecha travesía entre Carme y Hospital, se reunían los de Foc Nou, tenía su sede el Centre Cultural Espírita y radicaba la carbonería que he novelado. Además, yo nací a pocos pasos de allí, en la calle del Carme". Interesada por la intrahistoria, la escritora revive datos de la época, como los locos sabios que empleaba el hospital de la Santa Creu en distintos trabajos, o el uso esporádico de cadáveres para realizar los moldes de las esculturas de los santos para el templo de la Sagrada Família. "Aquélla ha sido una época relativamente relegada en la literatura, aunque recientemente se ha escrito más. Y es un periodo importante, en el que convergen la renaixença, el modernisme, la transición de un siglo a otro, el anarquismo y el espiritismo. En cambio, la Guerra Civil se ha llevado mucha más energía narrativa".

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