15è. aniversari (1999 - 2014)
 
 

Documentació

Nostalgia lúdica

Article publicat a “El Periódico” el 25/04/03 per Vicenç Pagès Jordà

Homeless significa sin techo , pero home les se refiere al drama humano que arrastra la gente sin hogar. El título del libro de cuentos de Pau Vidal (Barcelona, 1967) insinúa también una voluntad juguetona --más concretamente, verbívora-- al encarar el pasado; sin excluir el dramatismo, ya que la mayoría de homeless han tenido un techo y lo han perdido. Este volumen de cuentos, que ha obtenido el último premio Documenta, tiene la particularidad de mezclar la arqueología con la literatura y de unirlo todo con dosis razonables de humor. Estos relatos --primera incursión del autor en la narrativa-- son una aproximación a una Barcelona que ya no existe, la que se ha extendido a cada lado de la Rambla con nombres como Barrio Chino, Raval o Distrito Quinto, que agoniza desde 1939, que entró en coma con los Juegos Olímpicos del 92 y que ha recibido el tiro de gracia con las últimas avalanchas migratorias. Vidal ha escogido media docena de edificios, actualmente derribados, y los ha devuelto a la vida con este libro no exento de nostalgia. Para hacer renacer estos lugares hoy inexistentes, Vidal ha convocado a personajes que vivieron en ellos y les ha cedido la palabra para que los expliquen desde dentro, es decir, no desde el periodismo (oficio del autor, junto con la traducción), sino desde la literatura. El lector no viaja al pasado, sino que se instala en él gracias al vivísimo lenguaje oral de los personajes. En este sentido, la aportación de Vidal a la literatura costumbrista --entendida en sentido positivo-- no es sólo valiosa en sí misma, sino que resulta perfectamente adecuada a sus fines. El libro ofrece un catálogo de estilos que incluye el soliloquio, el diálogo, el dietario y el informe. El dominio se convierte en virtuosismo en el texto que cierra el libro, más de 300 versos rimados de diálogo entre un chiringuito y un tinglado, que actualizan el diálogo entre campanarios con el que Jacint Verdaguer da fin a su Canigó . La ficción permite a Vidal pasearse por el pretérito imperfecto de Barcelona con una ligereza que no excluye los conflictos: hay referencias a la huelga de la histórica empresa eléctrica La Canadenca y al líder sindicalista Salvador Seguí, El Noi del Sucre , pero también anécdotas sobre los últimos alcaldes de la ciudad y una visión particularmente negativa de la reconstrucción del Liceu. En algunos casos, el exceso de documentación lastra la trama. En otros, la acción transcurre a trompicones, en derivas inverosímiles. Sin embargo, la fuerza del lenguaje no decae en ningún momento. La expropiación y el desalojo son los fundamentos de la Barcelona de hoy en día. Los prostíbulos se convierten en centros sanitarios y los cabarets dan cobijo a los policías. Pero los espectros no han abandonado sus posesiones. El cuento más largo del volumen, El fantasma de l'òpera , recuerda precisamente que el pasado puede reaparecer en el momento más inoportuno.

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