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Documentació

Los silencios de Verdaguer

Article publicat a “La Vanguardia” el 31/05/02 per Marta Forn

"Verdaguer llamaba poeta a Maragall. Maragall le llamaba maestro." La mirada del crítico y poeta Sam Abrams, comisario, con Dolça Tormo, de la exposición "Verdaguer i Maragall. Paraules i silencis" (Arxiu Joan Maragall), sobre la relación que mantuvieron ambos escritores, se distancia de la habitual. Para Abrams, es mucho más compleja que una simple relación de admiración del discípulo hacia el maestro. "Hay que entender la relación desde la distancia. Verdaguer era el mayor, el más conocido, el maestro. Maragall el joven aprendiz. Maragall admiraba sobre todo al Verdaguer sencillo y místico, no al que escribió L'Atlàntida. Sin embargo, siempre estaba dispuesto a celebrar al poeta épic La muestra reconstruye la relación "a dos tiempos": en vida y tras la muerte del autor de Canigó, e incluye medio centenar de cartas, artículos que Maragall publicaba sobre Verdaguer, noticias de prensa, fotografías, libros dedicados... El hilo argumental tiene tres fechas clave: arranca en 1895, año en que se conocieron, prosigue en 1902, con la muerte de Verdaguer, y finaliza en 1911 con la de Maragall. "Verdaguer -dice Abrams- no levantó la pluma para escribir nada sobre Maragall. Sin embargo éste, poeta de obra escasa y reducida, le dedicó cuatro poemas y numerosos artículos, uno de ellos muy lírico: ‘Pensando en mosén Cinto’". Abrams considera que Verdaguer era un gigante solitario, "con todo lo que lleva de compañía y soledad. Uno de los silencios fue el silencio creativo de Verdaguer respecto a Maragall. Al revés, el silencio no existió, fue una presencia constante que ayudó a construir el mito y el canon Verdaguer". Pese a ese silencio, Verdaguer enviaba sistemáticamente sus libros dedicados de puño y letra a Maragall y lo hacía porque éste empezaba a ser conocido y porque escribía en el "Diario de Barcelona" y buscaba la legitimación de la burguesía ilustrada. Cualquier estudio sobre Mossèn Cinto pasa por la visión de Maragall. La "Oda a Barcelona" de Verdaguer suscita la "Oda nueva a Barcelona" de Maragall. Cuando muere Verdaguer, Maragall es clave en la perpetuación de su memoria. En 1903 asistió al traslado de los restos mortales y escribió un poema al respecto. En 1904 pidió que se le construyese un monumento en el Tibidabo. Fue uno de los ingenieros del mito Verdaguer.

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