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Documentació

Reeditados los relatos de Vallmitjana sobre los gitanos

Article publicat a “La Vanguardia” el 07/06/2005 per Rosa Maria Piñol

Juli Vallmitjana (1873-1937) ha sido uno de los principales retratistas literarios de los marginados sociales y, en especial, de los gitanos de la Barcelona de principios del siglo XX, los egiptians o bohemians. Una de las mejores muestras de la precisión con que describió sus costumbres y reprodujo su lenguaje son los relatos reunidos en el libro De la raça que es perd, obra que no se reeditaba desde su publicación, en 1917, y que ahora han rescatado, al alimón, el poeta Enric Casasses, el crítico Julià Guillamon y el editor Josep Cots en su sello Edicions de 1984. El libro -con el que esta editorial prosigue la recuperación de Vallmitjana, iniciada con La Xava y De la ciutat vella, y que proseguirá en otoño con la edición de su teatro completo- es un homenaje a la raza gitana y un equivalente literario del cinéma vérité,según Casasses, editor filológico del texto. Autor también de exitosas obras teatrales sobre los gitanos, Vallmitjana construía sus historias basándose "no en fantasías literarias, sino en el contacto personal y la observación directa", explicó Guillamon, que ha reconstruido en el prólogo la cuasi desconocida biografía de Vallmitjana. __"Son relatos de un gran realismo -indicó-, piezas de mucha calidad que son hoy fuente de informaciones sobre costumbres y otros aspectos de la Barcelona de la época". Nacido en una familia de artistas y él mismo platero -el libro se presentó ayer en el taller de joyas y platería de Gràcia que aún hoy regentan sus biznietas-, Vallmitjana se interesó pronto por los ambientes y personajes de los bajos fondos. Contribuyó a ello su inicial vocación pictórica, que le llevaba a acompañar a artistas de su generación como Mir, Canals o Nonell (de cuyo pincel surgieron algunos de los mejores retratos de gitanas) a los descampados del Poblenou, el Bogatell o el Camp de la Bota para pintar a las gentes de los suburbios, en los que Vallmitjana "hallaba una autenticidad" que en el fondo "no veía en los ambientes artísticos, cuyo espíritu mercantil criticaba", explicó Guillamon. Aquella experiencia directa la reflejó después en sus obras, en las que describía tanto la miseria y el dolor de los gitanos como una suerte de "armonía universal" que advertía en todas sus actividades. Vallmitjana pudo realizar su inmersión en el mundo de la murrialla (como él solía definirlo) "gracias a la práctica del idioma caló", anotó Casasses. Un argot del que dejó sabrosas muestras en los diálogos. Como esta frase del Penca en el cuento Un record de família: "Por Ondibé que os voy a marar; ya me lo penava el carlochí que érais de mala arate".

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