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Documentació

Vallbona prosigue la trilogía iniciada con el Raval y novela ahora el barrio de Gràcia

Article publicat a “La Vanguardia” el 19/02/2003 per Rosa Maria Piñol

Rafael Vallbona nació hace 42 años en Gràcia y, aunque desde hace tiempo reside en el Maresme, le ilusionaba abordar literariamente su barrio de origen. Ese reencuentro con las calles y las gentes de la antigua villa barcelonesa se ha producido en el libro “Gràcia”, una novela coral que el autor acaba de publicar bajo el sello Rosa dels Vents. La obra es, de hecho, la segunda parte de una trilogía urbana que el autor bautiza genéricamente como La ciutat anònima y que comenzó con Plaça dels Àngels, un relato ambientado en el Raval. Incluso algunos personajes de Gràcia proceden de aquella primera historia. Vallbona propone de nuevo una narración coral, tanto en el sentido de espacios (las calles, los mercados, las plazas, los cines...) como en cuanto a los protagonistas. Están, entre otros, el policía urbano, la vendedora de pesca salada, unos trabajadores de la construcción, unas estudiantes de arquitectura norteamericanas, una dependienta, un viejo anarquista y un grupo de okupas. “Todos los personajes son figurantes, pero en modo alguno son secundarios, sino que desempeñan su papel como elementos de este fragmento de comedia humana que nos propone el autor”, dijo ayer el escritor Ignasi Riera, que apadrinó la salida del libro junto con Ferran Mascarell, concejal del distrito de Gràcia. Para este último, Gràcia entronca con la mejor tradición de novela urbana del XIX (“en la que la ciudad es a la vez espacio de luces y sombras, de liberación y de perdición”) y también con propuestas cinematográficas tan actuales como “Short cuts” de Robert Altman. Al igual que en este filme, también en la obra de Vallbona se entrecruzan las historias de muchos personajes para converger al final, durante la celebración de la emblemática fiesta mayor del barrio.

Espacio metafórico

La novela es una declaración de amor al barrio de Gràcia por parte de Vallbona, que lo presenta como “metáfora de la vida moderna”, como lugar de “convivencia entre lo nuevo y lo viejo, de armonía entre la personalidad histórica y la homogeneización anónima de la ciudad”. Aquí se cruzan, según el autor, “los caminos del amor, el conocimiento, la amistad o la belleza”. Son las pequeñas historias que conforman la novela de Vallbona, porque, como señaló ayer el autor, “los pequeños éxitos, los pequeños fracasos, las insignificantes cosas cotidianas son las que conforman nuestra vida, como se demuestra también en el magnífico filme Historias mínimas. Y si en Gràcia las personas son el paisaje, como subrayó Ignasi Riera, el espacio físico del barrio (“territorio de libertad para soñadores de verano”) adquiere vida propia y se convierte en un personaje más.

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