Documentació
Ignatius Reilly a la catalana
Como "un nuevo Mendoza" lanza la editorial madrileña a este nuevo autor cuyo manuscrito "es la mejor primera novela que nos ha llegado en cinco años". La novela de un gordo desaliñado, porreta, noctámbulo y gandul. Un encantador protagonista, honorable pariente del Ignatius Reilly de La conjura de los necios de John Kennedy Toole y que, al final del libro, le da al lector su dirección de Internet: pablomiralles@hotmail.com
Sugiero escribirle, porque Miralles tiene mucho que decir de filosofía, metafísica al alcance de todos y de esta Barcelona que -en su detectivesca peripecia- lo ha llevado a las entrañas de una sociedad secreta inaudita, también a una suerte de megaburdel dantesco, de las dimensiones de El Corte Inglés. Ciudad de pozos ciegos en los barrios altos y zonas de luz en los más cutres y bajos. Pablo Miralles, antes de meterse en líos, está, como siempre, sin blanca, hasta que su impecable hermano mayor lo llama para encargarle un pequeño trabajo para su bufete. Pero el asunto -investigar una enigmática casa de Les Corts- alcanza dimensiones criminales. De parásito y mal hijo, Pablo pasa a héroe salvador de su pija familia. Pero a su estilo catastrófico, gastándoles la Visa Oro disfrazado de Errol Flynn, entreteniéndose con una puta en el Barrio Chino o en una cena en el piso de sus padres, en la Diagonal, "bajo el que cada mañana pasan la infanta Cristina e Iñaki Urdargarin" en compañía de altos cargos convergentes ("I què, Pau, com va la feina?") y damas casaderas. "Parece una plasta de vaca", le dice su desolado padre, en un aparte de la cena, frente a un cuadro de Barceló. Aunque parezca mentira, Pablo no se indigna con él. Este relato gamberro es, también, un recorrido hacia la mutua comprensión.
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