15è. aniversari (1999 - 2014)
 
 

Documentació

De maestras y discípulas

Article de Pedro de Miguel, aparegut al diari El Mundo el 14/12/00

Tras Espido Freire, el turno del Premio Planeta le ha correspondido a otra mujer, la conocida periodista Maruja Torres. Acostumbrados al tono humorístico y sarcástico de sus escritos en prensa, no deja de sorprendernos esa novela de corte dramático, aunque persista a veces el tono ligero de sus textos largos anteriores.

Tres mujeres protagonizan Mientras vivimos. La más antipática es Regina Dalmau, escritora famosa cercana a la cincuentena que lleva dos años de sequía creativa. La más idealizada ya no existe: es Teresa, una escritora de libros infantiles que fue la maestra literaria de Regina y que murió sin haber logrado el reconocimiento de su valía. La más enigmática es Judit, una joven de 20 años que adora a Regina y se acerca a ella para intentar cambiar su suburbio barcelonés por el brillo de los escaparates de lujo de la verdadera ciudad. Judit comenzará a trabajar como secretaria de Regina, cumpliendo su sueño de venerar día y noche a su heroína. La novela cuenta la doble conversión de Regina y Judit. Mientras la primera comienza a enfrentarse valientemente con su pasado, al reconocer que ha elegido la comodidad al escribir traicionando el legado de Teresa, Judit va pasando de mosquita muerta a trepa declarada, cuando vea que no resulta tan difícil no desentonar con los escaparates. Al final la ingenua será Regina, que no acaba de darse cuenta de que la veneranda Judit está pensando seriamente en chuparle la sangre. La traidora resulta traicionada, el cazador cazado. Mientras vivimos cumple con creces la misión de entretener que se le supone a este premio millonario. Posee, además, un arranque soberbio que alimenta esperanzas de algo más: el deambular de Judit por la Barcelona opulenta, la descripción de cómo el suburbio se disfraza de ciudad reciclando sus comercios de siempre, la tensión de ese querer escaparse de una chica distinta que no quiere pactar con la engañifa de trabajos eventuales. Pero, ya metidos en la trama, esas esperanzas se van diluyendo por el excesivo deseo de alcanzar dos propósitos antagónicos: el afán de poner sobre el tapete sesudas tesis psicológicas y el contrapeso del desenfado en los diálogos, poco afortunados al imitar el léxico juvenil y en la descripción del mundillo literario. El bocadillo resultante acaba minimizando la tensión dramática de la historia, que queda reducida en ocasiones a un parloteo medio ingenioso medio tópico. Literatura de entretenimiento con pretensiones, lastrada quizá por el miedo a aburrir: el difícil punto de equilibrio que termina decidiendo la inclinación de la balanza. En esta ocasión, ha pesado más quizá la preocupación por llegar al mayor número posible de lectores en detrimento de la profundización, el cuidado de la prosa y la seriedad en la construcción de los personajes.

Tornar