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Documentació

Javier Tomeo retrata la soledad de una persona conectada al mundo por la televisión

Article publicat a “El Mundo” el 05/06/01

La actividad de un funcionario solitario que mantiene su contacto con el mundo a través de la TV sirve a Javier Tomeo para contarnos en su nueva novela, La soledad de los pirómanos, como es la vida de una persona que "no es capaz de querer ni a su gata Julieta".

El escritor, autor de novelas como 'Amado monstruo', adaptada al teatro, La ciudad de las palomas o El mayordomo miope, considera que La soledad de los pirómanos, es la soledad de "aquellos que arden por dentro y que se queman a sí mismos en la hoguera de su aislamiento". Rafael, el protagonista, proyecta su superioridad con otro personaje de nombre Ramón, tan solitario como él, y pasa todo un día en una ciudad indeterminada porque, según Tomeo, en realidad la localización geográfica no importa. Las conversaciones fantásticas de Rafael consigo mismo y hasta con la gata, a la que cuida pero también maltrata, y de cuyo afecto tampoco se fía, nos permiten acercarnos a su personalidad, que "cuestiona todo lo que ve, haciéndose abundantes preguntas poco comunes sobre casi todo y sin mantener con los demás una relación normal", puntualizó.

Gente no demasiado inteligente

El escritor aragonés subrayó que los tipos como el Rafael de su novela suelen corresponder a gente no demasiado inteligente, pero que confían demasiado en sus propias posibilidades, indolentes, "cachazas", de reacciones automáticas y que esperan conseguir un objetivo de forma equivocada. De alguna manera, dan ganas de decir, "¿te has visto en un espejo?" o ¿"con que derecho sueñas"?. El escritor confesó que escribe "a base de automatismos" y que se plantea una historia cuando le "entra por los ojos", momento en que, según dijo: "la proceso en mi interior y la devuelvo". "Escribí esta historia de esta manera porque me salió así", señaló, es decir, "es el personaje el que se hace a sí mismo y elige sus propios caminos en un ámbito intemporal, en este caso dialogando parcialmente con un inferior", señaló. La novela "La soledad de los pirómanos" ha sido escrita "muy rápidamente, pero también está muy corregida", señaló este escritor, propuesto para el Premio Nobel por las instituciones aragonesas. "Mis personajes son en cierto modo como un caramelo", puntualizó Tomeo, en el que las frases claras y fáciles son el envoltorio transparente pero que, para llegar a conocerlo bien, es decir, llegar a su sabor, el lector debe llegar al personaje.

En esta novela como en otra de Tomeo cuyo título es El castillo de la Carta Cifrada, los refranes, que le han venido de su madre y de su abuela, forman una parte esencial de la forma de expresarse de los personajes. Admirador de Kafka, cuya obra tiene que procurar no releer demasiadas veces, según explica el propio escritor, Tomeo reconoce que sus primeras novelas deben mucho a este autor, tan influido por Jung y Freud, por lo que sus personajes tienen mucho del "ello", no del yo ni del "super yo". Sobre su novela "El crimen del cine Oriente" que próximamente aparecerá en la misma colección de Espasa-Narrativa, Tomeo comentó que le encargaron un guión de cine pero le salió una novela. "Se trata de una historia fascinante", señaló, la de una mujer que troceó a su compañero tras haberle matado accidentalmente, pero la película que se hizo posteriormente "no responde a lo que yo escribí, sino a la obra de un profesional del cine". Javier Tomeo reconoció que sus obras no son corrientes, pero que tiene lectores adictos "de calidad" que le quieren y agregó que hoy se escribe demasiada novela realista sobre problemas concretos como la emigración o el terrorismo que conectan con el lector medio.

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