Documentació
Un Saladrigas desengrasante
La Sala Gaspar editó en 1965 un libro de artista de Joan Brossa y Antoni Tàpies titulado Novel·la en el que la historia personal se compendiaba en una serie de documentos legales, desde la partida de nacimiento al certificado de defunción. Con esta obra, que Llibres del Mall reeditó y distribuyó en formato popular, Brossa pretendía al menos tres cosas. Mostrar la falta de nervio del hombre contemporáneo sometido a una aplastante burocracia. El libro contenía una crítica al franquismo, cada uno de los documentos ponía en evidencia la sordidez del poder que arrolla al individuo con sus imperativos legales y la tramam enuda de sus instituciones, certificados académicos y revisiones médicas. Brossa consideraba la novela un género superado y engorroso. Novel·la era también una crítica a un tipo de escritura encarcarada y rutinaria, una reliquia del siglo XIX, como las burocracias y las dictaduras militares. Biografia. Una novel·la amb 36 relats, el último libro de Robert Saladrigas (Barcelona, 1940), me ha hecho pensar en este experimento brossiano. Saladrigas ha compuesto el relato a través de una serie de historias encadenadas que se distribuyen en tres apartados, siguiendo el orden clásico de la narración: introducción, nudo y desenlace. Detrás de esta manera de componer el libro, se advierte un cansancio de la retórica de la novela. Saladrigas viene de publicar La llibreta groga (2004), una obra de gran aparato a medio camino entre la confesión y la falsa autobiografía. Biografia es un texto desengrasante, una colección de relatos en los que las convenciones literarias se han minimizado, como ya sucedía en Tauromàquia, sol i lluna (1991), que continúa siendo uno de sus mejores libros. Cuenta una historia similar a la de El sol de la tarda a través de textos comprimidos en los que las obsesiones del protagonista y su negra visión del mundo se proyectan en forma de fábulas animales de valor universal. Tauromàquia no es un escolio, sino una obra con leyes propias y un formato totalmente actual. Biografia le va a la zaga. Los treinta y seis relatos se suceden con total desenvoltura, entre dos vértices: el nacimiento y unas pocas anécdotas infantiles que determinan el carácter del personaje. Y la muerte, con el proceso de progresiva pérdida de memoria y la desverbalización alegórica. Entre estos dos momentos se suceden una serie de episodios sustantivos, que hablan de la precariedad vital, y otros circunstanciales o más anecdóticos. Entre los primeros, una historia de amor de las de siempre, de las del Saladrigas de El sol de la tarda, con arrebato y olvido. Entre los más pasajeros, el recuerdo de un amigo perdido, en el que un servidor ve a Víctor Batallé sentado en la mesa del restaurante Semproniana, o una sátira demoledora sobre un escritor divino, autor de novelas de 2.600 páginas editadas en cinco volúmenes. Más madera para Bru de Sala. El protagonista de Biografia no es un hombre gris sino un personaje que lucha para crear un mundo exclusivo a través del lenguaje, un escritor abatido por las decepciones, la inseguridad y el miedo. Un chico que desde pequeño (cuando se queda sin bicicleta) descubre que no participa en el movimiento universal, y que desarrolla un carácter "apocat, tirànic, abstret, eixut". Un adulto que intenta recuperar la ingenuidad de la adolescencia y que una y otra vez choca contra el mundo que le descarta. Como buena parte de la obra de Saladrigas, Biografia es una reflexión sobre la soledad del creador. Sobre el deseo de encontrar un orden razonable y la aceptación del azar como un mal menor. Sobre la voluntad de fijar puntos de referencia permanentes y la necesidad de transformarse hasta la desfiguración. Saladrigas obtiene los mejores registros en las fábulas y estampas que se suceden en el cuerpo central: el hombre que se somete a un cambio de imagen, el que se convierte en falso extranjero, el que llama al primer número de teléfono y cuenta su vida, el que escribe cartas a los políticos. En la fantasía científica de los mellizos enamorados. En la alegoría filosófica del día en que nadie se muere, de la plaga de ratas, del colapso en el metro, que recuerdan los buenos tiempos de Hawthorne y Ambrose Bierce. La única objeción es de raccord. Los relatos son brillantes y sugestivos, pero el argumento se desdibuja muy al principio, cuando de la historia de la bicicleta pasamos a la del tipo hecho y derecho que juega con soldados de plomo, y luego a la historia de amor, con las reacciones de hombre casado. En la parte del nudo el pretexto autobiográfico desaparece, son páginas de llibreta groga, de un escritor exhausto, como el Jens Nystred de La mar no está mai sola. Nuestro biografiado va del nacimiento a la madurez directamente sin pasar por la juventud.
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