15è. aniversari (1999 - 2014)
 
 

Documentació

Carlos Ruiz Zafón: «Gran parte de la ficción actual es pura pose»

Article publicat la diari “ABC”

Si algo no se le puede reprochar a Carlos Ruiz Zafón son sus convicciones literarias. Nacido en Barcelona en 1964, se dice que ya en el colegio de los jesuitas hacía gala de una desmedida afición a las historias tenebrosas e insomnes. Aunque encaminó su vida profesional a la publicidad, en 1992 cambió su trabajo como creativo por otra creatividad quizá no tan bien pagada: la literaria. Un año después ganaba el Premio Edebé de Novela Juvenil con El príncipe de la niebla. Con los tres millones del galardón financiaría un sueño infantil y americano: tomó el primer avión y voló a Los Ángeles, donde desde hace siete años escribe guiones cinematográficos.

Llegados a este punto, Carlos Ruiz Zafón se preocupa muy mucho por marcar una frontera entre su trabajo de guionista y su vocación de escritor: «El guión es un cubito de caldo y la novela el guiso completo. Mi primera aspiración es ser novelista. Es muy posible que algún día deje de escribir guiones, pero nunca dejaré de escribir novelas».

No en vano, acostumbra a recordar que ya a los 14 años pergeñó un novelón de 500 páginas. Por eso, no es de extrañar que entre guión y guión -uno de ellos seleccionado por la Academia cinematográfica de los Oscar y otro a la espera de película- continuara publicando narrativa juvenil, como El palacio de la medianoche, Las luces de septiembre y Marina. Esta última constituiría la transición hacia La sombra del viento, su novela de madurez, «híbrido de géneros que marida la intriga, el cuento gótico, la comedia urbana costumbrista y la historia aprovechando recursos contemporáneos».

El escritor barcelonés se niega a aceptar que el modelo de novela del siglo XIX haya periclitado: «Lo de la muerte de la novela es un tópico fácil. La ficción crece con la Humanidad. La novela permite explorar universos, mientras que una película es un flash de noventa minutos», apunta.

Aunque parezca paradójico, su opinión sobre el cine actual no es muy optimista: «El cine nació como entretenimiento de masas y creo que está volviendo a sus orígenes de barraca de feria. Aunque en alguna época se haya glorificado la figura del director como creador, el cine no deja de ser un producto comercial en el que las obras maestras son meros accidentes».

La vindicación de la letra impresa contra el volátil actualismo se refugia a La sombra del viento. Asiduo de librerías de viejo -«en Estados Unidos son las más importantes»-, sostiene que el exceso de producción editorial condena obras valiosas al olvido. «La banalidad ha alcanzado a la literatura. Gran parte de la ficción actual es pura pose: relatos cortos disfrazados de novela con cuerpo de letra grueso y muchos espacios en blanco; personajes poco trabajados que entran y salen como en un programa de televisión; autores que se venden en la portada; gente que lee simplemente para matar el rato en el puente aéreo...» Ruiz Zafón considera que existe «una censura invisible, la del mercado», y una literatura basura que propaga «el cinismo y quema tanto a los críticos como a los lectores».

Metáfora borgiana

"El Cementerio de los Libros Olvidados" que sirve de pórtico a La sombra del viento es una metáfora borgiana «sobre lo que está perdiendo la lectura a favor de la televisión». Asegura que escribió esta novela tan voluminosa «porque es el tipo de historia que me gustaría encontrar en las librerías: la del autor que se moja desde la primera línea».

Ruiz Zafón ve en la literatura las mismas reglas que en cualquier oficio. Unas artes que funcionan con precisión desde el primer capítulo. Oficio y vocación. Toda una revelación: la del escritor que «hizo los deberes» en el difícil ámbito de la novela juvenil hasta dar alas a «los sueños que viven a la sombra del viento».

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