Documentació
Los "fantasmas" de Racionero
El escritor se lleva el premio Carlemany con L'últim càtar, una comedia ligera, en clave, donde se esconden personajes reales
El tema de los cátaros ha sido un buen filón literario en los últimos años. El primero que lo convirtió en materia narrativa fue Luis Racionero, que incluyó aspectos de la secta herética en su celebrada novela histórica Cercamón (premio Bertrana 1982). Casi dos décadas más tarde, el escritor ha vuelto a echar mano de este asunto aunque de forma más tangencial en la obra L'últim càtar, con la que ayer ganó el premio Carlemany de novela, convocado conjuntamente por el Govern de Andorra y las editoriales Columna y Proa, y dotado con cuatro millones de pesetas.
Racionero (La Seu d'Urgell, 1940), actual director del Colegio de España en París, no había escrito narrativa en catalán desde 1986 (su última novela en castellano, La sonrisa de la Gioconda, fue premio Fernando Lara hace justo un año) y ahora vuelve a su lengua materna con L'últim càtar, una "comedia ligera" escrita como divertimento. "El protagonista, Ricard Sureda, es un hombre idealista y romántico, un ‘somiatruites’ que, convencido de que los cátaros aún existen, empieza a buscarlos de forma obstinada -explicó ayer el autor-. En esta búsqueda topará con la realidad del mundo actual, materialista y consumista, y con una serie de personajes inesperados."
Rasgos de la sexóloga
Algunos de estos personajes están directamente inspirados en personas reales, por lo que L'últim càtar es, en este sentido, una novela en clave. Fascinado por el mundo ideal y puro de los cátaros, el protagonista se cruza en cambio con tipos mucho menos idealistas, como Malena, una joven psicóloga y famosa presentadora de televisión, en la que, según algún miembro del jurado, pueden reconocerse algunos rasgos de Elena Ochoa, la popular sexóloga con la que Racionero estuvo casado.
El autor subraya los perfiles crueles o negativos de algunos personajes femeninos ("son como quimeras: con bello rostro de león y patas de buitre"), pero caracteriza de modo positivo a otros, a través de los que rinde homenaje a tipos que admira, como el fallecido escritor Esteve Albert, investigador de la historia medieval ("el Don Quijote de nuestra época"), que aparece bajo un nombre imaginario.
El protagonista tiene rasgos del autor, que se confiesa idealista e "ingenuo en muchos momentos". Hay en la obra muchas referencias culturales y una síntesis del universo filosófico de Racionero, autor de diversos ensayos sobre estética, arte y filosofía. El espíritu cátaro es también compartido en parte por el escritor. "Los cátaros son uno de los arquetipos de nuestro subconsciente colectivo", dice. Y añade que el "boom" literario sobre el tema ha sido "un acto de justicia histórica".
Tornar