Documentació
Racionero reconstruye la vida de Gaudí en la biografía novelada El so de la pedra
"Gaudí tiene una curiosa evolución desde el ateísmo obrerista de su juventud hasta el misticismo de sus últimos años", recordaba ayer Luis Racionero (La Seu d´Urgell, 1940) en la presentación de su libro Antoni Gaudí: el so de la pedra,novela biográfica del arquitecto modernista catalán que acaba de publicar Edicions 62. Una obra en la que el autor ha respetado los hechos históricos para recrear mediante la ficción la vida interior de Gaudí, los diálogos y las situaciones concretas. "Su vida exterior fue poco dramática, apenas movida, aunque hizo obras muy importantes -opina Racionero-. En la novela he procurado centrarme en su vida interior, en las posibles crisis que le hicieron evolucionar, desde el ateo obrerista al dandi burgués de los años de éxito hasta llegar al asceta místico de los últimos años al trabajar en la Sagrada Família". Racionero, que en los años ochenta rehízo por encargo de TV3 un guión sobre Gaudí para una serie que nunca llegó a realizarse, se ha documentado mucho para escribir esta novela. Su fuente principal han sido las biografías de Martinell, Bergós y Ràfols, "tres títulos clásicos, a los que hay que añadir las obras de Bassegoda Nonell, además de otros textos para aspectos más puntuales como el Gaudí catalanista o la relación del arquitecto con los Güell". "Los edificios de Gaudí eran lo que más me llamaba la atención de Barcelona cuando era niño. Y más tarde creí ver las formas gaudinianas en más de un viaje psicodélico por ingestión de ácido", confesó el escritor, cuya formación en ingeniería y urbanismo ha facilitado su aproximación a la peculiar técnica arquitectónica de Gaudí. De todas sus construcciones, Racionero se queda con "el antiguo secadero de las mansardas de la Pedrera, cuyos arcos parabólicos me provocan una gran emoción estética" y también con la cripta de la colonia Güell, "que espero que no desfiguren". Pero tampoco ahorra las críticas. "La salamandra de la escalera de entrada del Park Güell ha sido desfigurada en una restauración chapucera que ha hecho desaparecer los colores de fuego -rojizo y violáceo- del trencadís original". El escritor opina, por otra parte, que "es ineludible que se instalen en la Sagrada Família las campanas tubulares que Gaudí soñó para el templo, y que se hagan sonar tal como él quería".
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