15è. aniversari (1999 - 2014)
 
 

Documentació

Pujols vence a Pujols

Article publicat a “La Vanguardia” el 31/08/05 per Jordi Galves

En el principio fue Jano, al que los romanos invocaban al iniciar cualquier empresa, al que dedicaron el primer mes del año. Dios de puertas y llaves, de las entradas y salidas, del alba y el crepúsculo, la divinidad integradora de las dos caras. Luego tenemos al doctor Jekill en compañía de Hyde, su otra cara que vive en su mismo rostro; a Rimbaud que afirma ser otra persona en la enésima alba de la modernidad - je est un autre-;a Guilhem de Peitieu que es la burla de sí mismo en el alba medieval de la poesía; a Boccaccio y a Martorell con sus ambiguas historias que afirman una cosa y su contraria. A Violetta Valery, la prostituta de La Traviata que, al mismo tiempo, es una mujer fiel. Y tenemos, naturalmente, a Fernando Pessoa, al hombre escindido en varias y contradictorias identidades, al drama em gente que se desencadena a partir de 1914 entre los muchos matices y repliegues del yo. Son algunos precedentes que ayudan a comprender la brutal, desconcertante, hiriente manera que tiene Francesc Pujols (1882-1962) de entender la literatura como ejercicio de estilo, esto es, como disciplina del espíritu: "És un istil que té la particularitat que moltes vegades, per no dir sempre, ni nosaltres, ni ningú pot dir si està escrit en sèrio o en broma" (Concepte general de la ciència catalana,1918). Si en el poema "Autopsicografía" más bien con ironía doliente-, escribe en El nuevo Pascual "¿Qué hombre hay, mi señor y Rey - prosiguió el filósofo, - que no esté reñido consigo mismo?" Pujols, con sólo veinticuatro años, ya sabe perfectamente que la literatura contemporánea se interesa más por el ¿cómo? que por el ¿qué? Nuestra modernidad, desconfiada y escéptica sobre las posibilidades reales que tiene el ser humano de conocer o comprender la realidad - incluso la realidad íntima o psicológica-, se vuelve febrilmente sobre el discurso, sobre el arte, sobre la literatura para intentar saber, al fin y al cabo, de qué está hecho todo eso. Mientras Maragall cree en la función mimética de la literatura - su teoría de la paraula viva funde la literatura con la realidad misma, creyéndola legítima emanación de lo auténtico y natural-, Pujols se burla despiadadamente de su maestro y mentor en el Llibre que conté les poesies (1904) a base de construir el texto más maragalliano posible. El poema-prólogo está dedicado ni más ni menos que a la realitat.Es el mismo procedimiento que utiliza Voltaire contra Leibniz en Cándido y constituye algo más que una simple parodia como afirma Carles Riba. Es una exacerbación, una reducción al absurdo, una actitud tan partidaria del poeta admirado que se acaba transformando en un sopapo de ida y vuelta. Algunos poemas son de gran belleza, conmovedores, mientras que otros... Contra la arrogancia del discurso idealista, el despojamiento estoico del humor. En La tardor barcelonina (1907) puede leerse: "Estimar a una dona després d´haver sigut ditxós amb una altra dona és ser com un nen que fa malbé una joguina per saber lo que hi ha dintre". Y es que Pujols escoge el discurso so-bre el amor como la quintaesencia de lo irreal, de lo impostado, de lo puramente verbal, de lo arbitrario. Para ello se basa en la que cree - no sin razón- gran tradición estilística catalana, centrada en el humor y el escepticismo táctico frente a las trampas ideológicas. Por eso reivindica al Rector de Vallfogona en lo jocoso y a Ramon Llull en la defensa de la razón crítica por encima de la fe ciega. ¿No es el discurso idealista romántico sobre el amor tan abusivo como el idealismo religioso? En el Nuevo Pascual,a medio camino entre la Biblia y las historias de La Fontaine o Perrault, desciende a las catacumbas magdalénicas de la sociedad con un cuento sobre la prostitución a la manera de los libertinos franceses del XVIII - Restif de la Bretonne, Casanova- o Rousseau. Pascual, hombre ingenuo y por ello sincero hasta la atrocidad, "una tarde... empezó a considerar cuán gustoso era el placer imaginado y cuán decepcionante era la realidad en el momento de estar con una mujer". En cambio su esposa, Gertrudis, "sentía el pudor natural en las mujeres que sólo han oído hablar del amor, y aún con palabras escondidas o de doble sentido". De eso se trata, precisamente, del doble sentido, de la doble moral, del doble lenguaje de aquella capital mundial del lenocinio que fue la Barcelona de principios del siglo XX, la que deslumbró a Pierre Louÿs y que se sabía de memoria la "Vaca cega". De eso versan estos tres libros, de las trampas del lenguaje. Lo marginal acaba presionado sobre el centro, desplazándolo. Es imposible que tras la recuperación del Nuevo Pascual, pero sobre todo tras el determinante redescubrimiento de La tardor barcelonina - que debemos al profesor Auladell y a la edición de Enric Casasses-, la literatura catalana contemporánea pueda ser explicada como hasta hoy, con la falta de cultura, de perspectiva, de metodología y de respeto que definía a Pujols como "cantamanyanes" y su obra como "pura bajanada, i sempre una presa de pèl". Pujols se revela clave para entender no sólo a Salvat-Papasseit, a Sagarra, a Pla, a Dalí, incluso la narrativa de Foix y a Gómez de la Serna. Sabe escribir a la manera de Proust - La visió artística i religiosa d´en Gaudí- y por otro lado prefigura la gran vanguardia europea. La tardor barcelonina es mucho mejor que lo mejor de André Breton ( "els aucells cantaven com si sortís el sol i el bosc era roig com una cabellera de dona rentada amb aigua oxigenada"). Un texto delicioso, prodigioso, un alegato onírico contra las mujeres que, claro está, acaba revolviéndose contra sí mismo y estallando de manera fulgurante en su favor. Una pieza sensacional, de gran lirismo e ingenio, de candor y ternura asombrosos, de excelente creatividad lingüística y narrativa, electrizante, de enorme fuerza. Como Jano, nos está mirando con sus dos caras: "La paradoxa és una realitat vista des de dintre".

Tornar