Documentació
El mal ejemplo cunde
Recordar es una forma de esperanza, dice la cita que Nazario Luque Vera (Castillejo del Campo, 1944) ha colocado en la primera página de La Barcelona de los años 70 vista por Nazario y sus amigos, un libro tan inclasificable como su autor. Contra todo pronóstico, cuando lo que se podría esperar de este artista, pintor, dibujante, escritor... que algunas enciclopedias definen como el padre del underground español -lo que no sabemos si le hace ni media gracia-, hubiera sido una obra dedicada a reclamar su plaza reservada en el Olimpo y reivindicar el suficiente espacio donde desparramar su ego, Nazario ha optado por elaborar una obra coral en la que el protagonismo corresponde a toda una generación, la de quienes ahora se acercan a la fatídica barrera de los sesenta y que en la Barcelona irrepetible de los años a caballo entre el tardofranquismo y la primera transición optaron por el goce como arma política. Durante varios años, con la misma minuciosidad con la que pinta, dibuja o escribe, con ese espíritu de orfebre, Nazario ha ido persiguiendo pacientemente a sus amigos y conocidos, colándose en sus casas, fisgando entre sus papeles y fotos olvidadas, convenciéndoles para que escribieran pequeñas piezas o descubriendo textos que ni sus propios autores recordaban, publicados en la prensa marginal de la época, desde Star hasta Vibraciones o Ajoblanco, pasando por Sal Común y Disco Expres. Y el resultado es sorprendente y extraordinario; un retrato de una época que no se corresponde con el que de aquellos años ha quedado plasmado en la memoria oficial, centrado en los grandes hitos de la transición política. Pero es que transiciones hubo varias. Por aquella Barcelona irrepetible transitaban gentes de los más variados pelajes -más o menos vinculados al mundo de la creación artística, pero no necesariamente- en busca de un espacio para respirar libertad. Tipos como el añorado Ocaña o el malogrado Pau Malvido, entre muchos otros, que funcionaban por libre y hartos de esperar lo evidente habían hecho abstracción de aquel régimen que parecía eterno, de aquella sociedad pacata y represiva de la que habían soltado amarras irremisiblemente. Éstos son los "amigos" que cantan en un coro nada desafinado en el libro de Nazario, un trabajo que, además, precisamente porque es plural y afinado, evitará que algunos tengan la tentación de apropiarse de un pasado que si algo es, es precisamente una forma de esperanza.
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