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Documentació

El derecho a vivir en catalán

Article publicat al diari “La Vanguardia” el 14/02/2004 per Rosa Maria Piño

lPoder vivir en catalán, ahora mismo, parece casi una utopía... Tal como están las cosas, conseguirlo sería toda una revolución radical; los gobiernos catalanes que ha habido entre 1980 y 2003 no han estado para revoluciones de este tipo.” Esta frase puede resumir el diagnóstico más bien pesimista que sobre la situación del catalán y su supervivencia hace Lluís-Anton Baulenas (Barcelona, 1958) en el libro (de título más esperanzado) El català no morirà, primer ensayo del escritor que Edicions 62 pondrá a la venta el lunes. A Baulenas no sólo le ha movido a escribir este libro su “interés personal como usuario de la lengua” un escritor es un usuario cualificado sino también su condición de filólogo: antes de dedicarse por entero a la literatura, fue profesor en un instituto e incluso escribió un pionero Manual de llengua catalana per a ús i bon aprofitament dels alumnes de COU. “Los escritores suelen abordar la cuestión de la lengua desde el punto de vista estilístico, del modelo de lengua literaria a emplear. Pero no desde la óptica de la sociolingüística o la antropología. Me parece que es interesante que el debate sobre la lengua no quede exclusivamente en manos de los profesores de universidad”, dice Baulenas. El novelista y dramaturgo empezó a redactar esta “reflexión apasionada sobre la lengua” en abril del año pasado, a raíz de las últimas voces de alerta levantadas sobre la posible muerte del catalán, y ante la perspectiva de un posible cambio de gobierno en Catalunya. Porque Baulenas responsabiliza en gran parte a las administraciones de la situación del catalán y, a su vez, sugiere algunas soluciones de futuro. Vayamos por partes. Baulenas revisa, manejando abundante documentación, la causas por las cuales el catalán ha podido sobrevivir hasta ahora. Pero también reflexiona sobre los factores que “si nos resignamos a una posición subordinada lingüísticamente” pueden hacerlo desaparecer. “Soy más bien apocalíptico reconoce , pero con matices. El catalán como lengua minoritaria seguramente acabará muriéndose, igual que ocurrirá con otras lenguas minoritarias como el danés o el finés. Aunque eso no lo veremos ni nosotros ni nuestros hijos. Pero el debate interesante y que ahora debe preocuparnos es ver qué tipo de política cotidiana hay que desarrollar para extender su uso.” Baulenas tiene claro que “con la normalización lingüística a medias no basta para asegurar la supervivencia de la lengua” y cree que la política llevada a cabo por los sucesivos gobiernos de Jordi Pujol “no ha sido suficiente”. “Han trabajado más de veinte años pensando en un país ideal, no en el país real”, sostiene, y añade que el nuevo Govern “tiene la obligación” de demostrar una voluntad normalizadora mucho “más audaz, profesional e imaginativa”. En su opinión, la Administración catalana “debería plantar cara, por ejemplo, a los grandes grupos económicos y empresariales, porque muchas veces no actúan por anticatalanismo, sino por inercia o pereza de cambiar las cosas”. Para Baulenas (autor de novelas como La felicitat y El fil de plata, entre otras), es esencial “que se respete nuestra dignidad personal y nuestros derechos como ciudadanos”, que incluyen el “poder vivir plenamente en catalán en Catalunya”. Admitiendo que una hipotética independencia no garantizaría necesariamente una normalidad lingüística, Baulenas dice que, sin salir del marco de la Constitución y del actual Estatut, “bastaría con que se produjera un cambio de mentalidad por parte del Estado que afrontara y asimilara plenamente la realidad plurinacional y plurilingüística de España”. Pero eso exigiría primero que “cesara la hostilidad del actual gobierno español”. A la Administración catalana el autor le reclama “una visión integradora y basada en el país real” y una “voluntad de superar la subordinación actual del catalán” a través de un “gran pacto”, superador de las diferencias partidistas y “en el que tendría que integrarse todo el mundo social, cultural y económico”. Uno de los grandes retos de futuro es, según el autor, “poder asumir correctamente el fenómeno de la interculturalidad derivada de la llegada masiva de nuevos inmigrantes”. Baulenas, que ve positiva la política de inmersión lingüística llevada a cabo hasta ahora (“la única cosa atrevida que ha impulsado Convergència en estos años, aunque debería ampliarse a la enseñanza secundaria”), resalta que “hemos de agradecer la generosidad de la masa de familias castellanohablantes que aceptaron esto tan nuevo y tan radical, sin crear ningún problema”. Y recuerda: “Catalunya, hoy, somos nosotros y ellos. Y de cara al futuro, sólo con una base social amplia se podrán provocar transformaciones importantes”.

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