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Documentació

La Barcelona de El embrujo de Shanghai

Article publicat a “La Vanguardia” el 01/04/2002 per Lluís Bonet

En mayo del 2001, un mes antes de comenzar el rodaje en Barcelona de El embrujo de Shanghai, Fernando Trueba acudía a la hemeroteca de "La Vanguardia" para repasar la cartelera cinematográfica de la Barcelona de julio de 1948 en la que transcurre la novela homónima de Juan Marsé. Las películas que podían verse entonces eran mucho más reconfortantes que la realidad. Como señaló el cineasta: "No pasaba mucho en España, aparte de la épica celebración de cada 18 de julio y cosas igual de horripilantes. Había grandes fotos de Franco y de doña Carmen, y poca cosa más".

Revisar la cartelera barcelonesa no es sólo un ejercicio nostálgico. Las películas en cartel reflejan que en esa larga posguerra llena de mediocridad cotidiana, y cuyo único presunto glamour parecía emanar de El Pardo, el cine era la ventana mágica abierta a otros mundos.

Para el novelista Juan Marsé, aquellos cines de barrio que alimentaban sueños mediante programas dobles, en tiempos de restricciones eléctricas y carencias de todo tipo, suponen el reflejo de un país que bajo el franquismo sólo podía evadirse de la realidad alimentándose de sueños y arquetipos en la penumbra de las salas de cine. Aunque las sesiones estuvieran precedidas por la proyección del noticiario No-Do. Así lo refleja en su novela El embrujo de Shanghai y así lo ha filmado Trueba en la película que, protagonizada por Ariadna Gil, Fernando Fernán Gómez, Antonio Resines, Eduard Fernández y Rosa Maria Sardà, se estrena el 12 de abril.

Como indica Trueba: "Ya quisiéramos ahora una programación cinematográfica como aquella. Harían falta varias filmotecas para proyectar tantas y tan buenas películas". En julio de 1948, efectivamente, el espectador barcelonés tenía a su alcance un repertorio de películas norteamericanas hoy clásicas. Desde la comedia musical Escuela de sirenas a Gilda y Casablanca, pasando por Los hermanos Marx en el Oeste a la hitchcockiana La sombra de una duda (que se proyectaba en el Bosque, Principal y Verdi, cine, este último, que el 4 de abril acogerá en todas sus salas- proyecciones de El embrujo de Shanghai). Sin olvidar la fordiana Pasión de los fuertes, la memorable comedia de Leisen Al servicio de las damas o el antológico Forajidos, de Robert Siodmak.

En aquella Barcelona, existía la posibilidad de recalar tres horas en el cine y ver un programa doble compuesto por Casablanca"y la trepidante China, o por Un americano en la RAF (Tyrone Power y Betty Grable eran sus intérpretes) y El tambor del Bruch, de Ignacio F. Iquino. O, rizando el rizo, se podía ir al Moderno, que proyectaba una obra maestra de Lubitsch, El pecado de Cluny Brown, el western Las aventuras de Búfalo Bill y ofrecía, además, espectáculo de variedades. Y, por supuesto, "El embrujo de Shanghai, donde el pigmalión Josef von Sternberg no dispuso de Marlene Dietrich, sino de Gene Tierney, protagonista de Laura.

El 1 de julio de 1948, en las páginas de espectáculos de "La Vanguardia" coincidían dos hospitalizaciones: la de Rita Hayworth, víctima de una anemia, y la de Lana Turner, agotada tras su recorrido por las instalaciones del ejército norteamericano en Alemania. Y Tyrone Power recordaba sus tiempos de torero fílmico en Sangre y arena para aparecer en la Maestranza de Sevilla, yendo luego a Madrid. El 18 de julio de 1948, domingo, los periódicos españoles insertaban textos obligatorios como éste: "Tenemos el orgullo de ser la primera nación que se ha levantado para defender a la civilización occidental, amenazada por las ideas disolutas de Oriente". Firmado: Franco, caudillo de España.

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