Documentació
Las cartas de Laforet y Sender revelan por qué dejó de escribir la autora de Nada
Carmen Laforet cumplirá 82 años el próximo mes de septiembre. La autora de Nada, la novela que ganó el primer premio Nadal en 1944 y que sigue vendiendo unos 7.000 ejemplares anuales, tendrá un motivo de alegría, pues Destino ha decidido reeditar sus obras a partir de entonces. Como prólogo, ahora aparece el volumen Puedo contar contigo, la correspondencia inédita que mantuvo con Ramón J. Sender entre los años 1965 y 1975, que refleja un alto grado de intimidad así como las claves del silencio narrativo de Laforet, que publicó su último libro en 1970. Cristina Cerezales, hija de la escritora a la que una enfermedad senil impide el habla, explica: “Mi madre y Sender se conocieron en 1965, en EE.UU. donde él estaba exiliado, en la visita que ella realizó invitada por el Departamento de Estado”. Entre ambos encuentros media una intensa relación epistolar que ahora aparece editada por Israel Rolón Barada. Laforet le confiesa a Sender su desánimo literario, su pereza para escribir, en un contexto personal duro por su separación, en 1970, y la falta de una estabilidad económica, pero también por las circunstancias generales: el clima político y social con un machismo que hace que en las entrevistas deba responder cosas como si quiere más a sus hijos o a sus libros y por lo gris del mundillo literario, que ella ve repleto de “envidias, enemistades, rencillas”. Laforet no quería adscribirse a ninguno de “estos reinos belicosos”, por lo que, asegura, la consideraban “enemiga de todos. O tonta, o malvada, o lo que sea. Yo no soy luchadora”. El infatigable Sender es su antítesis, y la anima constantemente a que escriba: “Robe tiempo al tiempo y escóndase y siga trabajando en (...) lo que nadie puede hacer sino usted. Tiene un gran talento que no es ya propiedad suya sino de todos nosotros”. Laforet habla también a Sender de su desencanto de la España franquista, y Sender le confiesa que “el césar pequeñito” es la única persona a la que guarda rencor. El autor de Réquiem por un campesino español detallará a su amiga sus crisis de ansiedad “porque no me avengo a ser viejo”. La religiosidad es otro tema de las cartas, pues ambos creen en Dios con distintos matices y comparten una devoción hacia santa Teresa. El volumen se inicia con la carta de felicitación no respondida entonces que envió Sender a Laforet tras la lectura de Nada en 1947. Rolón admite que “debe de haber más cartas, pero no han aparecido”.
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