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Documentació

Gaudí, una novela

Article publicat a “El Mundo” el 07/04/04 per Joaquin Marco

Durante años, en el círculo barcelonés de la promoción de los 50, El inocente de Mario Lacruz se consideró casi como novela de culto. En 1955 fue premiado por La tarde con el Ciudad de Barcelona. No volvería a publicar hasta 1971, El ayudante del verdugo. Sin embargo, la figura de Mario Lacruz (Barcelona, 1929-2000) ocupó un papel decisivo en la evolución de la novela española. Su oficio de editor quizá le llevó a recelar de su propia obra; aunque, por lo que nos cuenta su hijo (J. M. Lacruz Bassols) en el sustancioso epílogo de esta biografía novelada, nunca dejó de escribir en el mayor de los secretos. Ahora ve la luz esta curiosa obra, escrita originariamente en inglés e inacabada en algunos capítulos que no impide, sin embargo, una lectura fluida y una consideración global. Sus orígenes se remontan al guión que escribiera en los 50 para el filme de José María Argemí Gaudí. Para fundamentar el guión el autor se documentó en las principales biografías canónicas de Gaudí y pudo contar con los recuerdos de algún discípulo. Pero la construcción de la biografía novelada a base de escenas elementales, el esquematismo de los personajes y la tesis en la que se sustenta, además de un estilo elemental (frases escuetas y abundante diálogo) en la cuidada traducción, no permite sutilezas. Lacruz no plantea ninguna duda sobre la personalidad de Gaudí. En forma de epílogo se publica un inacabado capítulo primero (1868), donde sitúa a tres personajes, Gaudí, Toda y Ribera en el destruido monasterio de Poblet. Tal vez este arranque hubiera permitido ofrecer algunas claves personales de su iniciación, además de su demostrado interés por el neogoticismo o sus inspiraciones en la escultura o la mentalidad cristiana primitiva. Otra virtud tiene la obra: su amenidad. Muestra la profesionalidad de un autor que sabía manejar a sus personajes, aunque echemos de menos mayor atención a la psicología profunda del personaje, que optará por la pobreza y la originalidad de sus construcciones contra la opinión de los tradicionalistas. Hubiera agradecido también más atención a la defensa de su original estética, próxima a otros discípulos que no se mencionan.

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