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Documentació

Mercè Ibarz habla de exilios y desarraigos en su libro de cuentos Febre de carrer

Article publicat a “La Vanguardia” el 16/09/05 per Rosa Maria Piñol

En su primer libro de cuentos, A la ciutat en obres (2002), Mercè Ibarz describía cambios operados en Barcelona en paralelo a transformaciones de personajes. En Febre de carrer, su nuevo volumen de relatos (editado, como aquél, por Quaderns Crema), la ciudad es tan sólo el escenario donde transcurre la mayoría de las historias (una de ellas está ambientada en Londres). La escritora de Saidí habla en ellas de exilios y desarraigos, a través de una galería de personajes que emprenden itinerarios (físicos o interiores) en los que se desencadenan los recuerdos. "Son relatos sobre personas que se encuentran fuera de su país o bien que, en su propia ciudad, sienten una sensación de extrañeza, extrañamiento, de no formar parte de la corriente principal - explica Ibarz-. Son seres desubicados o dominados por el peso de la historia". Éste es un tema presente en otros libros de la escritora. "Es la incomodidad derivada de la sensación de que la historia va tan deprisa que te parece que el pasado no existe", dice. Los personajes tienen en común "la necesidad de salir al exterior, de estar en la calle, de manifestarse... aunque sea en forma de soliloquios". La calle, los itinerarios que emprenden, son a la vez "un refugio y la ocasión de encontrar interlocutores y poder decirse lo que no pueden decir en casa". Esos viajes (a pie, en coche, en tren, incluso en autobús) activan en muchos casos la memoria. Como en el cuento Una modesta proposició,donde tres amigas de distintas generaciones (una catalana, una inmigrante serbia y una argentina), que se dirigen en coche a la playa, se pierden, y la excursión imprevista por carreteras secundarias desconocidas se convierte de modo espontáneo en un rico intercambio de confesiones y rememoraciones. Otras veces la escritora parte de vivencias personales o de gente que ha conocido para dar forma a la historia de ficción: es el caso del periplo de dos niñas por un pueblo en D´aquest costat del claustre. Estudiosa y biógrafa de Mercè Rodoreda, la narradora deja que su huella se note a veces. Como en el cuento "Kilimanjaro" - el paseo catártico de una mujer convaleciente por el Parc Güell-, que es "un homenaje a uno de los relatos de Rodoreda". Ola historia titulada "Dinar a la Boqueria", donde una madre y su hijo evocan, al rehacer la historia de un grabado erótico de Picasso que él se dispone a comprar, a la colonia de exiliados catalanes de Roissy-en-Brie, entre los que se encontraba la autora de La plaça del Diamant. En todos los casos, Mercè Ibarz propicia climas íntimos, atmósferas que favorezcan la confidencia y el diálogo entre los personajes. "Me interesa el mundo de las relaciones y la literatura es un campo idóneo para hacerlas posibles", señala. La escritora se remonta, en dos de las narraciones del libro - El carrer y Pere el Roig-, a momentos de nuestra historia reciente, concretamente los años sesenta y setenta: uno es una "excursión moral" a los escenarios de Montjuïc que acogieron a una parte de la primera oleada inmigratoria; otro habla del orgullo obrero y sus contradicciones a través del ambiente -pasado y actual- de unas cocheras de autobuses urbanos. "Hay muchas capas de la historia que están quedando sepultadas, y una son los años sesenta y setenta. Ahora no se habla de clases sociales, de diferencias sociales, de cómo los límites de la igualdad se ampliaron en aquel momento, y los hijos podían realizar muchas cosas que sus padres no habían podido lograr. Creo que el tema se trata poco colectivamente, y tampoco en la literatura, aunque sí se estudie sociológicamente. Por eso me ha gustado darle aquí presencia literaria", concluye la autora.

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