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Documentació

Luis Goytisolo ilumina "el 'big bang' de nuestras vidas cotidianas"

Article publicat a “La Vanguardia” el 19/02/2006 per Xavier Ayén

Un hombre sale a la calle, pletórico de fuerzas, con la intención de embestir un autobús y dejarlo reducido a chatarra. Así de disparatada arranca Oído atento a los pájaros, la nueva y caleidoscópica novela de Luis Goytisolo, el menor de una tríada de hermanos que ha marcado la historia de la literatura de los últimos cincuenta años. En esta ocasión, junto a obsesiones ya presentes en sus obras anteriores, la obra se centra en "el papel de lo inesperado y hasta qué punto nosotros somos producto de una serie de hechos aleatorios, algunos producidos antes de que naciéramos y otros que siguen ocurriendo sin que lo sepamos". El escritor, nacido en Barcelona en 1935, no se planteó ningún objetivo concreto al acometer esta novela: "Más que buscar algo, los temas se te imponen. Nunca proceden de una sola sugestión o de algo concreto, sino de la suma de varias cosas. Es como cuando los primeros astrónomos caldeos miraron el cielo y, al trazar líneas imaginarias, descubrieron las constelaciones. El origen de una novela es un mínimo diseño a partir de tres puntos, que crean una constelación. En mi caso, tenía dos coordenadas: algo que quedó pendiente en mis obras anteriores y alguna preocupación del momento, como el azar que rige nuestras vidas y la comparación de eso con el big bang,la explosión aleatoria que dio paso al universo. A nosotros nos sucede algo parecido". En Oído atento a los pájaros, la colisión inicial hombre-máquina afecta a los personajes en dos planos: "Uno, el íntimo, pues Ramón Rada, el pintor protagonista - sin darse cuenta de por qué- decidirá escribir unas memorias para hermanar su vida y su obra que en realidad le van a reinventar. Nos trasladaremos también al pueblo de Miralrío. Y, ahí, desde el punto de vista histórico, una muerte que se produjo en la Guerra Civil va a terminar explicada de forma que no se corresponda con lo sucedido". El tema de "la evaporación de la verdad" es otro de los ejes del libro, que recupera algunos personajes de otras novelas suyas, como el Indiano, que será testigo de un crimen. "Todo se difumina" en el tiempo y en la memoria, reconoce el autor, "no hay más que ver cómo se escriben los relatos de los hechos que uno ha vivido, cómo los hechos acaban transformándose en otra cosa". Esa neblina en la memoria será total: uno de los recuerdos de infancia de un personaje será la reciente infidelidad de su mujer y en la Guerra Civil se hablará con teléfono móvil... "Esos anacronismos no son nuevos en mí - recuerda el autor-, quise que no fuera una guerra demasiado concreta, porque las guerras civiles se parecen en todas partes desde que la nuestra creó un tipo nuevo, que luego se ha ido repitiendo en diversos lugares, como en los Balcanes". Las relaciones sexuales - en combinaciones poco convencionales- son otro de los elementos de este Oído atento... "Siempre doy importancia a estas cosas - reconoce-. Cuando Rada descubre a su mujer con otro hombre, más bien le sorprende que a alguien le importe su esposa, quien, por tanto, ganará puntos. A raíz de esa infidelidad, será tratada con un mayor respeto". La interpretación sobre unos hechos narrados con voluntaria confusión, a través de capítulos breves, es una tarea que al autor le gusta "encomendar al lector", en quien delega "la verdadera creación de la novela". "Toda la estructura deja en manos del lector ese papel - dice-, pero creo que no es pedirle mucho, pues es algo que hace a diario en su vida cotidiana: presuponiendo hechos, adheriéndose a algo o a alguien... Cuando la gente se conoce, se activa un sistema de interpretación inconsciente, es eso que llamamos primeras impresiones". "La presencia de la ironía en el relato - continúa- es otro elemento que a veces puede sorprender, porque los lectores no están habituados a que una cosa trágica sea contada con ese amplio margen para el humor. Hay momentos casi de terror en los que se me escapaba la risa mientras los escribía, no sin experimentar un sentimiento de culpabilidad enorme por ello". ¿No ha pensado en escribir, como Ramón Rada, sus propias memorias? "Es una cosa que no excluyo, pero dado que ya hay novelas mías en esa línea, como Estatua con palomas o Diario de 360 º , me ahorraré repetir ciertas cosas. En cualquier caso, no tendrán carácter convencional. En mi caso, con frecuencia el crítico ha confundido al protagonista con la voz narradora y a ésta con el autor, y eso no es así. El hecho de que haya experiencias comunes entre el autor y el personaje no les identifica, simplemente sucede que el personaje se mueve en un terreno que el autor conoce bien".

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