Documentació
Tedio vital, exaltación romántica
Decía Ethan Canin en una entrevista reciente que escribir una novela es como conducir un vehículo en medio de la noche. Uno avanza rodeado de una bruma que le impide ver nada más allá de la cortísima luz que proyectan los faros. Aun en esas condiciones es factible encontrar el camino y seguir adelante. Cuando no hay elipsis y el narrador no se guarda para el final una sorpresa, la narrativa es cuestión de fe. Pere Guixà (Barcelona, 1973) crea los personajes y los inscribe en una situación novelesca, despreciando el artificio. La estructura no está a la vista, el lector se sumerge en el clima opresivo que crean historias y ambientes, con pocas luces. Si la extrañeza se apodera de la vida cotidiana, los jóvenes y adolescentes que protagonizan los cuentos de Guixà se dejan arrastrar sin objetivo, deambulan por una Barcelona oscura y muy creíble. Otros se sumergen en imágenes paranoicas en el que el principio de realidad se agota y dimite. Atención a los ambientes presurizados. Un hospital, una calle con una fiesta vistos como en sueños, a distancia, el laboratorio donde un grupo de excéntricos se prestan a experimentar los efectos del magnetismo sobre su cuerpo. Àlies Barcelona (el segundo libro de Pere Guixà en poco más de un año) abre nuevos caminos. Un cuento que utiliza un pretexto de historia literaria para volver a contar el desapego a la vida y el romanticismo de sus personajes, una fantasía sobre las fantasías de Dalí. "Zona d'espera" contrapone a un arquitecto, el jefe de obras y los mirones que contemplan la construcción (pero desprecian la obra una vez terminada), para sacar -cosa rara- una moral. Pere Guixà es una voz consolidada de la literatura en catalán. Ahora sólo le falta conseguir ese punto de equilibrio entre lo artístico y lo comercial del que también hablaba Ethan Canin.
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