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Documentació

Qué lee Javier Baladía

Article publicat a “La Vanguardia” el 10/03/2004 per Mercè Ibarz

Vocalista de jazz, Javier Baladía se ofrece a la fotógrafa con elegancia para dar el tono que cree conveniente a la entrevista, la del burgués desocupado que posa bajo los dibujos de uno de sus antepasados. Son del notable dibujante Antoni de Ferrater, cuyas figuras masculinas desnudas recuerdan mucho a las de los Vayreda. Estamos en un ático de Les Corts que en nada hace pensar en el pasado fastuoso de los genes de este tipo, autor de un libro que empieza así: “Ésta es la historia de una familia. Un paseo por la vida, de la mano de personajes inolvidables, como mi bisabuela Teresa, cuya belleza trágica inspiró a Eugeni d'Ors su novela La ben plantada, o su cuñado, Pompeu Fabra, íntimo amigo de su esposo el 'Padrí', único heredero del imperio industrial que tía Ramona aglutinó de forma poco ortodoxa”. Lo que sigue es ciertamente inolvidable. En la habitación, junto a un imponente y falso Ribera, una foto de la bisabuela Teresa, Mimí en familia, pintada por Casas, nos mira, cálida y distante. Su bisnieto estaría hablando todo el rato de aquellos tiempos y hay que dejarle porque, ya en su libro, se advierte un afecto y equilibrio que sorprende en un hombre joven. Me cuenta que tal vez es así porque lo escribió enfermo, en dos cabañas que él mismo ha construido, en los Pirineos y en el Cap de Creus, sin nada que ver con las mansiones de una herencia que ya le llegó deshecha. Quien tuvo, retuvo. No pienso tanto en dinero como en libertad interior. Sus lecturas habituales intentan lo mismo: cómo recuperar la memoria de lo que fue un mundo complejo y en tantas cosas generoso. “Leo poca literatura actual. Me tiran los clásicos que permiten comprender que los recuerdos son tan reales como el presente. No busco en ellos lo decadente, sino entender el mundo, aquél y éste. No se trata de colgarse del pasado sino de que sin el pasado no somos nada. Tal vez por ese olvido del pasado el mundo es ahora tan miserable. La gran burguesía barcelonesa desapareció con la guerra. Fue sustituida en el franquismo por una burguesía mercenaria, sin ambición humana ni sensibilidad. La ciudad vive del pasado: Gaudí, el Liceo, el Palau de la Música... ¿Qué dará el Fòrum? Especulación. Pura especulación mercenaria.” “Por eso prefiero leer a los clásicos. El Thomas Mann de Els Buddenbrooks, La mort a Venècia, La muntanya màgica. A Bassani y El jardín de los Finzi-Contini, una novela toda ella elaborada con recuerdos. Lampedusa, claro, y su Gatopardo.” Aunque en los últimos tiempos la lectura más frecuente es la de biografías y memorias. “Acabo de leer las memorias de Misia Sert, estupendas, y las del pintor Balthus, al que adoro, aunque este libro es flojo. Me identifico con su esquizofrenia, la de ser un cosmopolita que al tiempo es un eremita. Quiero ir en peregrinación a su villa en Rossinière, en el valle de Saanen, en Suiza. Me identifico con él cuando dice: 'Mis días van pasando con esa placidez, seguir haciendo siempre el elogio del tiempo, conocer su medida'. Aunque el libro no es bueno, contiene buenas ideas.” Me habla también de Más allá del tiempo, de Krishhamurti y David Bohm que le ha prestado su vecino: “Son diálogos metafísicos sobre lo divino y lo humano, muy atractivos”. Y, para reafirmarse en que los tiempos no son lo que fueron, sigue consultando L'oasi català. Un recorregut per les bones famílies de Barcelona, de Pere Cullell y Andreu Farràs. La familia Baladía ya no sale. Confirma el tópico, por lo demás, de que la riqueza en la ciudad es muy secreta... “muy sectaria”

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