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Documentació

La vida nueva de Gimferrer

Entrevista publicat a “La Vanguardia” el 16/03/2006 per Josep Massot

En 1966, con 21 años, Pere Gimferrer irrumpió en la poesía española con un libro deslumbrante. El título se basaba en un célebre verso de Góngora. "Arde el mar, arde el río, humea el mundo". Ahora, en el 2006, esa misma pasión luminosa incendia de nuevo su poesía, en Amor en vilo, su primer libro en castellano desde La muerte en Beverly Hills (1968). Las razones son biográficas: el desencuentro en 1969 con su amor de juventud coincidió con el inicio de su relación con la que sería su mujer durante 34 años y el cambio de lengua al catalán que parecía definitivo. Al enviudar y recuperar en el 2003 a su antiguo amor, Gimferrer empezó a escribirle, en estado febril, torrencial, poemas amorosos en la lengua en que los dos se comunican. Todo este proceso queda reflejado en dos libros, uno en prosa, Interludio azul, y otro en verso, Amor en vilo. Ambos editados en Seix-Barral esta semana, la misma en que el poeta -un hombre nuevo, despojado por completo de aquel personaje de abrigo, bufanda, sombrero y melena, que hizo exclamar a Brossa: "Tienes tanta prisa por llegar a la posteridad, que ya vas vestido de estatua"- sella su nueva vida contrayendo matrimonio con Cuca de Cominges. Su libro reúne 151 poemas, más que toda su producción catalana de tres décadas.

Este desbordamiento, además de su origen jubiloso y amoroso, ¿ha dado salida a una voz que ha retenido durante años?

Yo nunca he dejado de escribir prosa en castellano. En cambio, poesía en castellano he escrito poquísima. Pero no he dejado de leer poemas en muchos idiomas, uno de ellos, el castellano. Al empezar a escribirlos, me encontré un tipo de lenguaje, ritmo, sonoridad o métrica que estaban en mí, pero que no sabía cómo se materializarían. El libro ha ido evolucionando a medida que lo escribía.

Parece un compendio de toda la tradición poética de Garcilaso o Villamediana, a Rubén Darío y Paz. ¿Cómo conviven en un mismo libro sonetos rimados con el verso libre?

En pintura o en música es más frecuente que en poesía la coexistencia de muchas ramas del tronco común de la tradición. La poesía es diacrónica y sincrónica al mismo tiempo. De todos modos, los sonetos son poco ortodoxos. Y es algo que hicieron Picasso, Stravinsky o Pessoa.

"El tiempo nos escribe", dice usted. En Interludio azul, la historia del reencuentro está salpicada de citas literarias o cinematográficas. Al final, cuando recupera su amor perdido, cuando enlaza de nuevo con su juventud, aparece su única cita propia. ¿La vida triunfa sobre la literatura?

Mi verso "el instante eterno" en realidad tiene su origen en el "presente perpetuo" de Octavio Paz. Si doy tantas citas en Interludio azul es porque un testimonio biográfico emocional, en el que no hay nada de ficción, no tendría valor sin una elaboración estética y quería enmarcarlo en una constelación cultural más vasta.

En Amor en vilo hay poemas muy eróticos. En España se suelen ocultar los sentimientos íntimos.

Hay poemas muy explícitos en el barroco, como Aldana ( "¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando / en la lucha de amor juntos, trabados, / con lenguas, brazos, pies y encadenados / cual vid que entre el jazmín se va enredando?"), o en Rubén Darío, o los sonetos de Juan Ramón en los que habla del "sexo oscuro", o el "ojo de sombras" de Alberti, o en Paz. Y están los trovadores, Apollinaire...

¿Qué es para usted el erotismo?

El sexo es la manifestación del amor o la manifestación del amor es el sexo. La relación erótica va más allá, se manifiesta de forma parecida ante la palabra para hacer posible la aparición del poema. La función de la palabra poética es distinta del intercambio verbal cotidiano. Es una suerte de organismo autónomo que crea un mundo paralelo, una forma de conocimiento que no tiene existencia fuera del poema. Igual pasa en la pintura. O en el amor, que crea una realidad que antes no existía.

¿Escribe algo en catalán?

En castellano sólo escribiré poesía de tema amoroso. Tengo poemas en catalán que aún no forman un libro y tengo inacabadas unas memorias que tal vez publique en parte, dejando póstuma la parte más sensible. La elección del idioma nunca es política. Rilke escribió en francés en plena guerra.

Dice que el sonido precede a la escritura del poema. ¿Autocensura su voz castellana?

El sonido precede al poema, pero ya cuando lo oigo sé en qué lengua voy a escribir el poema. No me autocensuro.

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